domingo, 21 de marzo de 2010

La matraca de Albendín

Matracas de Semana Santa


La matraca es un instrumento musical del grupo de los idiófonos, sin cuerdas ni membranas, y que, como las castañuelas, el xilófono, o las maracas, produce sonido sólo con el cuerpo sólido que lo forma mediante una sacudida.

Las matracas de mano constan de un cuerpo o tablero de madera al que se unen unos martillos o martillotes móviles de madera o metal que lo golpean; mientras que las de campanario, de mayor tamaño, tienen varios tableros sobre los que badajos, martillos, aldabas o mazos percutían al girar la rueda con una manivela.

El uso de la matraca se asocia a las primeras comunidades cristianas, que pasaron de convocar sus reuniones mediante la voz, usar láminas de metal o de madera, hasta la invención tardía de la campana (siglos IX y X), derivando el término actual de la voz árabe mitraqa o matraca (martillo). Las matracas y carracas se han utilizado para acompañar los oficios religiosos de Tinieblas de Semana Santa, desde el Jueves Santo hasta la Vigilia Pascual, sustituyendo a las campanas que callan por la muerte de Jesucristo. En algunos conventos todavía pueden oírse para la llamada a maitines.


Cuando la electricidad se extendió por todos los pueblos de España, y coincidiendo con una lectura extremadamente rígida del Concilio Vaticano II, las matracas se consideraron innecesarias y fueron leña para la candela. Hoy en muchos pueblos de España, se vuelve a escuchar el matraqueo, en campanarios sobre todo, tras una intensa labor de recuperación de sus tradiciones.
En Albendín, la matraca estuvo en uso hasta mediados de los 50. Muchos de los que fueron niños que recorrían las calles del pueblo todavía recuerdan el sonido estridente y desapacible de la matraca convocando a los oficios de la Semana Santa. De su memoria se presenta aquí un esquema de lo pudiera ser la última matraca de Albendín, aunque según algunos mayores, existan versiones anteriores más en la línea de las matracas de mano con martillos o aldabas.
La matraca estaba formada por un tablero, parecido a las tablas de lavar que se empleaban antiguamente, sobre el que se colocaban dos o cuatro (según otras versiones) horquillas de metal que al girar el tablero chocaban con varias láminas de latón sujetas a sus extremos. No sabemos si todavía existe alguna de estas matracas olvidada en camarilla o desván de las casas antiguas de Albendín. Algunos comentan que la última desapareció con la renovación de los materiales y muebles de la Iglesia.


En nuestra obligación de preservar nuestras tradiciones y memoria histórica, hacemos un llamamiento para intentar recuperar uno más de los elementos perdidos que marcaron nuestra Semana Santa, y así, aprendiendo de otras experiencias similares como el trabajo de recopilación de instrumentos musicales tradicionales de Angel Vergara Miravete, o del Gremio de Campaners Valencians, volver a escuchar en el Albendín, el sonido desapacible y solemne de la matraca en Semana Santa.

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