miércoles, 3 de marzo de 2010

Azafrán






Seguimos con nuestra búsqueda de Albendín en los mundos de la historia, la religión o, como hoy, la literatura. Os presentamos un libro apasionante, especial para el que escribe, no sólo por hablar de nuestro pueblo y entorno, o por haber sido guía del autor a lo largo del camino e historia que nos presenta entre Córdoba y Albendín, lo es sobre todo por ser amigo de José Manuel. Recuerdo el viaje por tierras del Guadajoz, paradas a pie de río en Ategua, Espejo, Castro y Albendín, a la sombra de los tarajes, o bajo el sol de la campiña, y por supuesto, la noria.


Azafrán es una novela que recoge una historia, pero sobre todo un camino en días de reconquista, a poco de la toma de Albendín y la de otros pueblos del entorno por el rey Santo, San Fernando. Tal y como reza en la presentación corre el año 1252 y Mukhtar ben Saleh, un maestro musulmán hastiado de los rigores del poder cristiano, decide abandonar su pueblecito andaluz en busca de un lugar en el que pueda vivir entre sus iguales.
José Manuel García Marín (http://josemanuelgarciamarin.blogia.com/) nos cuenta un viaje apasionante entre Ishbiliya y Gharnata, en el que Albendín aparece ya como conquista cristiana, aunque pueblo asociado a una de las encomiendas de la orden de Calatrava en el molino de Benifanin.


El autor describe el paisaje de la campiña y habla de tarajes, colores y olores de riberas y campiñas, pero sin duda, es la descripción de la noria una de las que más sensaciones despierta. Berlingas, dornajos o arcaduces, son palabras de las hablaremos en su día, y que trasmitidas al autor, toman vida en su novela. Permitirme que sólo os traiga aquí un pequeño fragmento del texto, uno que define y siente la noria de forma muy particular:


Engranaje perfecto de madera, barro y agua, fundidos de tan intimo modo que se enreda la causa con el efecto y vacilamos sobre quién establece el ritmo, si el río o la noria. La misma falacia que comete el hombre con la vida, quien siendo noria, cree ser agua.

Siguen más referencia al Albendín, una sobre la delimitación del término, y otra, de nuevo magnifica, sobre los siete Obispos y Ermita de Albendín, ejemplos perfectos del ejercicio de novelar lo histórico y la leyenda. Adrede, no incluyo más texto del libro. Mi intención no es otra que la animaros a su lectura y disfrute como así lo hice conforme la noria empezó a girar en las palabras de José Manuel, y luego ver el final del camino.

2 comentarios:

José dijo...

¿Y qué tiene que hacer este autor para poder verse, de vez en cuando, con su amigo Emiliano?
Muchas gracias por tus cariñosos comentarios.
Un fuerte abrazo.

José Manuel García Marín

Anónimo dijo...

Nos encantaría,don José, recibirle en verano en una huerta tradicinal y hacerle degustar los sabores de la vega del guadajoz.

Reciba un cordial saludo

Juan Jose Moreno