martes, 16 de marzo de 2010

Albendín, Nuevas ideas sobre su origen e historia

Monte y Fortaleza de Albendín en las ordenanzas del siglo XVI (2)


Tras recoger algunas de las ordenanzas relacionadas con la torre y montesillo, Valverde y Perales aporta algunas notas sobre el origen e importancia de Albendín. Recogemos el texto del autor e incorporamos algunas ideas alternativas que iremos desarrollando próximamente.


ALBENDÍN (Fuente: Valverde y Perales, (1907). Antiguas ordenanzas de la Villa de Baena)
Desde que en el año 1240 reconquisto el Rey Fernando Ios pueblos de la campiña de Córdoba, viene figurando en nuestras crónicas, con alguna frecuencia, el nombre de Albendín, desprendiéndose de los mismos sucesos, que su importancia como pueblo y como fortaleza no fue escasa ni despreciable en aquellos apartados tiempos.



Lógico es también suponer que durante la dominación musulmana gozó de esa misma importancia, cuando se hace especial mención en las crónicas de su reconquista, Juan de Mena no se olvida de nombrarla al cantar las victorias de San Fernando cuando dice
(1):

Ganó a Almodovar y á Moratilla;
Gano á Zuheros y más Albendín.

Pocos años después, en el de 1252, aparece Albendín con Baena, Porcuna, Alcaudete y Luque, disputándose los límites de sus términos, siendo preciso que el ya citado Monarca interviniera en la discordia, encargando a su hermano D. Rodrigo Alfonso de León, que en Baena gobernara, y al Maestre de Calatrava D. Ferrand Ordoñez, residente en Porcuna, que tomasen moros de todas las citadas poblaciones “omes buenos et fieles et que fuesen sabidores de los términos por o eran” y con ellos procedieran a deslindarolos y amojonarlos, lo cual realizado satisfactoriamente fue aprobado por el Rey en Sevilla a 19 de Febrero del año citado (2).


En 1407, fue Alcaudete situado y combatido largos días por un poderosos ejercito granadino, al que faltaron bastimentos; y para acudir a tan imperiosa necesidad, se dispuso que un fuerte destacamento, compuesto de mil caballos y mucha gente a pie, comandados por el Alcaide de Galid, fuses a saquear a Albendín, lo que efectuaron sin contratiempo, cargando numerosas acémilas, y solamente cuando ya marchaban con el botín fueron atacados por fuerzas de Baena a las órdenes del Mariscal Diego Fernández de Córdoba, sin graves consecuencias para los moros, que regresaron con la presa a su campamento de Alcaudete.

En el verano de 1431 dispuso el Rey D. Juan II reunir un ejército de ochenta mil combatientes y gran número de taladores, con objeto de invadir la vega de Granda y, al efecto, hizo reconcentrar tan numerosas fuerzas en un castillo llamado de Albendín, que es ocho leguas de Córdoba: concedió el mando supremo al valeroso Condestable D. Alvaro de Luna y. cuando rodos los caudillos andaluces con sus gentes y enseñas se unieron en Albendín a las tropas bajadas de Castilla, partió el ejército a Granada, de donde regresó gloriosamente al mismo Albendín, con D. Álvaro enfermo, y allí fue a incorporarse el propio Rey para retomar segunda vez a las tierras granadinas que asolaron y saquearon
(3).

Con la edad moderna iníciase la decadencia de Albendín; húndense sus casa y destrúyese su fortaleza, y sólo llega a nuestros días su nombre aplicado a un pequeño caserío, barrio de Baena, situado a 10 kilómetros al N.E. de esta villa, sobre la margen izquierda del río Guadajoz
(4).
Nada hay en aquel poblado que recuerde su abolengo ni corrobore la narración histórica; sus casas son humildes y de muy moderna construcción; la iglesia, ayuda de parroquía, principio a funcionar el año 1788; y del nombrado castillo no se encuentra en todo aquel terreno vestigio alguno, ni aún siquiera lugar apropósito para su asiento. Es, pues, evidente que el Albendín actual no tiene del antiguo más que el nombre y que el emplazamiento de éste debió ser muy otro del que ocupa el pequeño poblado; si bien, la generación actual, ignore por completo en donde estuvo el renombrado Albendín, ignorancia de que hemos participado hasta que el estudio de estas Ordenanzas nos ha venido a demostrar de un modo claro y evidente, que el elevado cerro nombrado del Montesillo, coronado aun por una torre que lleva el mismo nombre y que está siete kilómetros al N. de Baena es el lugar en donde se alzó el antiguo Albendín con su respetable fortaleza como vamos a demostrar (5).

La Ordenanza que figura en este libro, página 489, lleva por encabezamiento estas palabras; Monte y fortaleza de Albendín: y su objeto fue el deslindar los terrenos del expresado Monte y Fortaleza, sacándose de su lectura la convicción absoluta de que los terrenos amojonados entonces son los mismos que hoy conocemos por el Montesillo. El tal deslinde dío principio en un viso que se encuentra en el kilómetro 5 de la carretera de Valenzuela donde se aparte el camino que a la torre del Montecillo conduce y en cuyo sitio ha construido D. José Arjona recientemente una casa de campo. A ese viso le da la citada Ordenanza el nombre el Portichuelo de Alvendín, sin duda por lo próximo que al pueblo en cuestión se encontraba y aun hoy día se sigue llamando EL Portichuelo, sin otro sobrenombre, a todo el terreno contiguo (6).

Después de rodear el amojonamiento todas las faldas y vertientes del Montesillo, vuelve por lo que llama cumbre de las Cañadas al mismo Portichuelo de Alvendín.

En tiempos más modernos se ha llamado aquel sitio Puerto y Cerillo de Cevadero, nombre cuyo origen ignoramos, aunque bien pudiera sorpecharse provenga del apellido de algún sujeto que tuviera allí propiedad: hoy no existe en Baena el apelativo Cevadero pero sí había quien lo llevaba en siglo XVI como puede verse en la página 626 de estas Ordenanzas.
Corrobora también la existencia de Albendín en lo que se llama Montesillo, la prohibición que se establece en la página 496 de este libro de cazar en los montes del Montesillo de Alvendín
(7).

Otra ordenanza de 1540, página 230 autoriza la entrada y salida de ganados en las cañadas por el portichuelo de ALvendín que es el mismo que ya hemos citado en la carretera de Valenzuela, y por último, en otra Ordenanza de 1541, página 243m se prohíbe el tránsito por un camino de atajo que se había hecho para ir y venir a Alvendín atravesando la dehesa que después se llamo de San Blas y cuyo camino, apartándose a la izquierda de la actual carretera de Valenzuela, donde están los terrenos de la dicha antigua dehesa, no podía llevar otra dirección que la del Montesillo donde Albendín estaba situado en aquel tiempo: el pueblo que hoy existe se encuentra precisamente al lado opuesto de la carretera dicha y bastante apartado de ella (8).
En 1558 conservaba Albendín su término, pues la Ordenanza de la página 425 dice como se reunieron ciertos comisionados de los concejos de Baena y Martos, en el campo, en una venta situada en el término de Alvendín (9).
La inspección ocular de la colina del Montesillo confirma plenamente las citas históricas que dejamos apuntadas; coronando la respetable altura de aquel cerro se ven aun las ruinas de la imponente fortaleza, cuya plaza de armas, perfectamente delineada, forma un rectángulo de 75 x 60 metros. A su lado N. se levanta una torre cuadrada, de tan sólida construcción, que hubiera llegado intacta hasta nuestros días, si la incultura del hombre por un lado, y la codicia de los ilusos buscadores de tesoros por otra, no la hubieran mutilado interiormente, destruyendo su escalera y abriéndose un portillo en su fachada N.; con otros desperfectos menos importantes. Tanto la mencionada torre como los restos de cimientos que alrededor de la plaza de descubren, más marcados al lado de P. son de origen romano, opinión que nos ha confirmado el examen de varios restos de vasijas, romanas también, esparcidos por la superficie del terreno. El paraje, reúne así mismo, las más excelentes condiciones, para que aquellos conquistadores, siguiendo si costumbre, lo utilizaran levantando la fortaleza, altura aislada, considerable, desde la que se descubre casi toda la provincia de Córdoba y gran parte de las de Jaén y Granada; cercana a la Vía que desde Obulco se dirigía a Iponoba y Egabro; es lógico suponer que en el cerro del Montesillo existió alguna de las poblaciones que Plinio nos relata al descubrir esta parte de la Bética, Las excavaciones y la epigrafía son las únicas esperanzas que nos quedan para confirmar la que hoy apuntamos como opinión, fundada en nuestras observaciones (10).

Más borrados y confusos que los de que los de la fortaleza se encuentran hoy los restos del caserío: su menor solidez y las plantaciones de olivares realizadas el siglo pasado en todos aquellos terrenos, han destruido en la superficie todo rastro de él, quedando solamente muchas piedras, careadas en gran parte, y reunidas en montones por lo labriegos para facilitar el cultivo de la tierra especialmente al Oeste de la fortaleza, en donde sin duda fue más densa la población.

Muerta la dominación romana, pasan por nuestra Península godos y musulmanes, sin que nos digan nada de aquella los historiadores y cronistas, hasta que, reconquistada por San Fernando, surge de nuevo a la historia y concluye su vida como dejamos relatado
(11).
Para terminar, diremos que el nombre de Alberdín, que era como se escribía en los tiempos del Santo Rey, quiere decir en árabe Los Campesinos, según nos comunica el sabio orientalista D. Rodrigo Amador de los Ríos (12).

(1) Incluimos aquí el texto completo de la estrofa así como una adicional anterior sobre la toma de otras poblaciones del entorno. El texto completo de El Laberinto de la Fortuna o Las Trescientas de Juan de Mena (1411-1456) se puede consultar en: http://es.wikisource.org/wiki/Laberinto_de_fortuna

(283) Conquiso las villas de Castro e Vaena,
Córdova e Eçija, Palma y Estepa,
tanto que non se membrava do quepa
la su fortaleza con grant dicha buena;
ganó más Ovejo, Trujillo e Marchena,
ganó Fornachuelos, a Luque e Montoro;
por tales lugares sembró su thesoro,
non cobardando fatiga nin pena.

(284) Ganó Almodóvar e a Moratilla,
ganó a Çueros e más Albendín,
ganó los Gazules, después a la fin
ganó sobre todos a la grant Sevilla;
ganó a Xerez con la su quadrilla,
Cádiz e Arcos, Beger e Lebrixa;
e por que non sea mi fabla prolixa,
callo façañas de gran maravilla.







(2) El documento completo sobre el amojanamiento se encuentra en el Archivo Histórico Nacional (Calatrava nº95), y el mismo autor lo reproduce en el primer apéndice de la historia de la Villa de Baena. En una entrada propia analizaremos este documento con el objeto de establecer los límites del Señorío de Albendín, así como una segunda demarcación con Porcuna (1567) que Valverde comenta en la referencia citada.

(3) Acaba aquí cualquier referencia documentada sobre importancia de Albendín durante la Edad Media. En estos 100 años desde la publicación de Valverde se han publicado numerosos estudios que muestran el papel de Albendín en la conquista de Granada, así como de las virtudes del Señorío de Albendín que mostraremos en próximas entradas.

(4) Coincidimos con el autor en el inicio de la decadencia de Albendín tras la edad media, como ocurrió en toda la península tras varias epidemias de peste, cólera, y hambrunas que diezmaron de forma irreparable la población. Sin embargo, negamos la destrucción de la fortaleza como consecuencia del paso del tiempo como señala el autor. El derribo del Castillo de Albendín debería interpretarse en la práctica habitual de la época de limitar el poderío de los señores feudales, o la compensación de repartos y compra-venta de términos. En el caso que nos ocupa, la venta de parte del heredamiento de Albendín de Diego Fernández de Córdoba a Alonso Fernández de Córdoba, y derribo del Castillo, es hoy un hecho histórico bien documentado (Ver por ejemplo, la referencia de Gómez Vozmediano (2007. Archivos nobiliarios españoles: pasado, presente y ¿futuro?, http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2538536).

(5) Resumimos aquí todas las notas alternativas a los comentarios del autor sobre la ausencia de indicios del antiguo Albendín y su Fortaleza. Del Castillo, nos queda hoy día algunos nombres interesantes como el del nombre antiguo del grupo de regantes del cerro o cerrillo del Castillo, restos en torno a la pedriza, así como restos humanos en torno a la iglesia y viviendas entre las calles Castro y Luque en las en cada remodelación surgen nuevas señales de lo que pudiera ser el Albendín Original.

Sobre el inicio de la actividad de la Iglesia, desconocemos la fuente que Valverde utiliza como referencia para apuntar el 1788 como año de principio de funcionamiento. Aranda Doncell (1995. Historia de la Semana Santa de Baena durante los siglos XVI al XX) recoge una descripción de la visita pastoral efectuada por Fray Domingo Pimentel a la ermita e iglesia de la villa de Albendín en el año 1638, así como otras referencias anteriores a la devoción y Ermita de Nuestra Señora de Albendín.

(6) Utilizando el mismo razonamiento que Valverde al localizar a Albendín por su cercanía a El Portichuelo del mismo nombre, podríamos localizar el núcleo de población por su cercanía a otro hito importante con el mismo adjetivo. En este caso, la existencia del poblado (posteriormente despoblado) de la Silera de Albendín (La Silera que todos recordamos), justo en frente, en la margen derecha, de la situación actual de Albendín, señalaría la existencia de una población que desde la reconquista de Albendín, perteneciera al territorio de la orden de Calatrava, concretamente a Valenzuela, como se recoge en el propio Catastro de Ensenada (http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController).

(7) A pesar de que el autor insiste en la idea de vincular la población al monte, en próximas entradas presentaremos datos sobre la existencia de Albendín en su localización actual.

(8) De nuevo se señalan ordenanzas relativas al monte de Alvendín, reforzando la idea, según el autor, de la existencia del pueblo original. Sin embargo, no comenta Valverde, la existencia de otras ordenanzas en las el Guadajoz (Guadaxox) son objeto de otras prohibiciones y normas de uso que podrían ir dirigidas a los habitantes más cercanos como los de Albendín.

(9) Interesante el dato, pero no aparece nada en la citada ordenanza que identifique el lugar de la venta, y así extensión del término. En cualquier caso, otras ventas conocidas del entorno se localizan o se localizarían en cruces de caminos importantes, como en el caso de la posición actual de Albendín (Cruce de los caminos de Jaén y Granada).

(10) Aunque el autor señala el origen romano de la torre y fortaleza, nos acercamos más a la idea de investigadores posteriores que describe torres similares en el entorno de la campiña Cordobesa (MARTINEZ CASTRO, A. Breves notas sobre la funcionalidad de las torres islámicas de la campiña de Córdoba. ANTIQVITAS - 2003 - Nº 15 (pp. 79-83). Si compartimos el vínculo de Albendín con lo romano, y de la importancia de la población en la Bética. Prueba de ello son los numerosos restos de origen romano que se encuentran en el entorno cercano del Albendín actual como en el cerro de los Molinillos, los silos romanos de la antigua Silera o restos de lápidas funerarias (PUERTA, C.; STYLOW, A.U. 1985. Inscripciones romanas del sureste de la provincia de Córdoba. Gerión. 3).

(11) Sobre el poblado, la imagen que nos da el Autor es bastante clara, ausencia casi total de restos y de nuevo el origen romano. Las imágenes que os presentamos las tomamos en una visita casi 100 años después de la inspección ocular de Valverde. En ellas, tras el incendio de julio de 2004 que elimino gran parte del matorral, podemos encontrar los restos claros del complejo de viviendas anterior a la torre, así como restos de la fortificación previa de origen ibero del cerro, en los que se han encontrado restos arqueológicos de la misma época similares a los exvotos hoy renombrados de Torreparedones (MORENA, J.A. Los Santuarios ibéricos de la provincia de Córdoba).


Sobre el abandono del poblado, según la hipótesis de Valverde habría tenido lugar como muy temprano durante la edad media, en fecha posterior a su reconquista. Sin embargo, tal y como parece haber ocurrido en otros asentamientos similares del entorno, su abandono tendría lugar entre los siglos III-IV, y su población bien podría concentrarse en Baena como el propio Valverde señala para el caso de Iscar en su Historia de la Villa, o bien en otras localidades como el propio Albendín.

(12) Por último, Valverde señala Los Campesinos como la traducción de Alberdín. El tema será objeto de una entrada propia. De momento, sólo presentaros algunos ideas alternativas que hablas de un molino cercano de la orden de Calatrava (Benafanín), el ya tradicional de El Hijo de la Religión (Albendin), y una correcta trasncripción del posible termino original como el camino de la religión (Abn Addin).

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