domingo, 3 de octubre de 2010

La Laguna de Consuegra, 2 y final

Como algunos sueños que al despertar quedaron fuera de la memoria, la imagen de la laguna de Consuegra pasó entre nosotros sin pena ni gloria. El tiempo cura heridas, pone en su sitio a cada uno, y lleva también al olvido.
El sol quema y arrasa con el agua, eso ya lo sabemos. Pero la bomba y el riego sin estar en el agua también acaban con el agua fresca del pozo y de su entorno. Secos como la laguna así aparecen ya los pozos cercanos. La aceituna está gorda y llena de agua, pero la laguna seca, muerta y olvidada.

Ya hay suelo para la grada, para el hoyo y el olivo. Se vuelve a la partida arrastrando con el cinco de oros y como siempre, la naturaleza pierde el cante, el de las veinte o el de las cuarenta. Se juega con oros, pero pintan bastos en un juego perdido de antemano.

1 de mayo 2005


Para todos aquellos que hicieron caso de nuestra invitación, gracias por venir y compartir con nosotros la memoria natural de nuestro entorno. Pero para la laguna, mi consuelo. Ni hubo tiempo ni iniciativa de profundizar en su conocimiento y menos en su conservación.


2 de junio de 2010

Ojalá que con calma, sin daño ni estropicio, el agua nos haga soñar otra vez con ánades, garzas, flamencos y malvasías. Ojalá que vengan otros tiempos en los que veamos lo natural como algo a conservar en beneficio de la biodiversidad así como en el de nosotros mismos.



2 de octubre de 2010