domingo, 21 de marzo de 2010

La matraca de Albendín

Matracas de Semana Santa


La matraca es un instrumento musical del grupo de los idiófonos, sin cuerdas ni membranas, y que, como las castañuelas, el xilófono, o las maracas, produce sonido sólo con el cuerpo sólido que lo forma mediante una sacudida.

Las matracas de mano constan de un cuerpo o tablero de madera al que se unen unos martillos o martillotes móviles de madera o metal que lo golpean; mientras que las de campanario, de mayor tamaño, tienen varios tableros sobre los que badajos, martillos, aldabas o mazos percutían al girar la rueda con una manivela.

El uso de la matraca se asocia a las primeras comunidades cristianas, que pasaron de convocar sus reuniones mediante la voz, usar láminas de metal o de madera, hasta la invención tardía de la campana (siglos IX y X), derivando el término actual de la voz árabe mitraqa o matraca (martillo). Las matracas y carracas se han utilizado para acompañar los oficios religiosos de Tinieblas de Semana Santa, desde el Jueves Santo hasta la Vigilia Pascual, sustituyendo a las campanas que callan por la muerte de Jesucristo. En algunos conventos todavía pueden oírse para la llamada a maitines.


Cuando la electricidad se extendió por todos los pueblos de España, y coincidiendo con una lectura extremadamente rígida del Concilio Vaticano II, las matracas se consideraron innecesarias y fueron leña para la candela. Hoy en muchos pueblos de España, se vuelve a escuchar el matraqueo, en campanarios sobre todo, tras una intensa labor de recuperación de sus tradiciones.
En Albendín, la matraca estuvo en uso hasta mediados de los 50. Muchos de los que fueron niños que recorrían las calles del pueblo todavía recuerdan el sonido estridente y desapacible de la matraca convocando a los oficios de la Semana Santa. De su memoria se presenta aquí un esquema de lo pudiera ser la última matraca de Albendín, aunque según algunos mayores, existan versiones anteriores más en la línea de las matracas de mano con martillos o aldabas.
La matraca estaba formada por un tablero, parecido a las tablas de lavar que se empleaban antiguamente, sobre el que se colocaban dos o cuatro (según otras versiones) horquillas de metal que al girar el tablero chocaban con varias láminas de latón sujetas a sus extremos. No sabemos si todavía existe alguna de estas matracas olvidada en camarilla o desván de las casas antiguas de Albendín. Algunos comentan que la última desapareció con la renovación de los materiales y muebles de la Iglesia.


En nuestra obligación de preservar nuestras tradiciones y memoria histórica, hacemos un llamamiento para intentar recuperar uno más de los elementos perdidos que marcaron nuestra Semana Santa, y así, aprendiendo de otras experiencias similares como el trabajo de recopilación de instrumentos musicales tradicionales de Angel Vergara Miravete, o del Gremio de Campaners Valencians, volver a escuchar en el Albendín, el sonido desapacible y solemne de la matraca en Semana Santa.

martes, 16 de marzo de 2010

Albendín, Nuevas ideas sobre su origen e historia

Monte y Fortaleza de Albendín en las ordenanzas del siglo XVI (2)


Tras recoger algunas de las ordenanzas relacionadas con la torre y montesillo, Valverde y Perales aporta algunas notas sobre el origen e importancia de Albendín. Recogemos el texto del autor e incorporamos algunas ideas alternativas que iremos desarrollando próximamente.


ALBENDÍN (Fuente: Valverde y Perales, (1907). Antiguas ordenanzas de la Villa de Baena)
Desde que en el año 1240 reconquisto el Rey Fernando Ios pueblos de la campiña de Córdoba, viene figurando en nuestras crónicas, con alguna frecuencia, el nombre de Albendín, desprendiéndose de los mismos sucesos, que su importancia como pueblo y como fortaleza no fue escasa ni despreciable en aquellos apartados tiempos.



Lógico es también suponer que durante la dominación musulmana gozó de esa misma importancia, cuando se hace especial mención en las crónicas de su reconquista, Juan de Mena no se olvida de nombrarla al cantar las victorias de San Fernando cuando dice
(1):

Ganó a Almodovar y á Moratilla;
Gano á Zuheros y más Albendín.

Pocos años después, en el de 1252, aparece Albendín con Baena, Porcuna, Alcaudete y Luque, disputándose los límites de sus términos, siendo preciso que el ya citado Monarca interviniera en la discordia, encargando a su hermano D. Rodrigo Alfonso de León, que en Baena gobernara, y al Maestre de Calatrava D. Ferrand Ordoñez, residente en Porcuna, que tomasen moros de todas las citadas poblaciones “omes buenos et fieles et que fuesen sabidores de los términos por o eran” y con ellos procedieran a deslindarolos y amojonarlos, lo cual realizado satisfactoriamente fue aprobado por el Rey en Sevilla a 19 de Febrero del año citado (2).


En 1407, fue Alcaudete situado y combatido largos días por un poderosos ejercito granadino, al que faltaron bastimentos; y para acudir a tan imperiosa necesidad, se dispuso que un fuerte destacamento, compuesto de mil caballos y mucha gente a pie, comandados por el Alcaide de Galid, fuses a saquear a Albendín, lo que efectuaron sin contratiempo, cargando numerosas acémilas, y solamente cuando ya marchaban con el botín fueron atacados por fuerzas de Baena a las órdenes del Mariscal Diego Fernández de Córdoba, sin graves consecuencias para los moros, que regresaron con la presa a su campamento de Alcaudete.

En el verano de 1431 dispuso el Rey D. Juan II reunir un ejército de ochenta mil combatientes y gran número de taladores, con objeto de invadir la vega de Granda y, al efecto, hizo reconcentrar tan numerosas fuerzas en un castillo llamado de Albendín, que es ocho leguas de Córdoba: concedió el mando supremo al valeroso Condestable D. Alvaro de Luna y. cuando rodos los caudillos andaluces con sus gentes y enseñas se unieron en Albendín a las tropas bajadas de Castilla, partió el ejército a Granada, de donde regresó gloriosamente al mismo Albendín, con D. Álvaro enfermo, y allí fue a incorporarse el propio Rey para retomar segunda vez a las tierras granadinas que asolaron y saquearon
(3).

Con la edad moderna iníciase la decadencia de Albendín; húndense sus casa y destrúyese su fortaleza, y sólo llega a nuestros días su nombre aplicado a un pequeño caserío, barrio de Baena, situado a 10 kilómetros al N.E. de esta villa, sobre la margen izquierda del río Guadajoz
(4).
Nada hay en aquel poblado que recuerde su abolengo ni corrobore la narración histórica; sus casas son humildes y de muy moderna construcción; la iglesia, ayuda de parroquía, principio a funcionar el año 1788; y del nombrado castillo no se encuentra en todo aquel terreno vestigio alguno, ni aún siquiera lugar apropósito para su asiento. Es, pues, evidente que el Albendín actual no tiene del antiguo más que el nombre y que el emplazamiento de éste debió ser muy otro del que ocupa el pequeño poblado; si bien, la generación actual, ignore por completo en donde estuvo el renombrado Albendín, ignorancia de que hemos participado hasta que el estudio de estas Ordenanzas nos ha venido a demostrar de un modo claro y evidente, que el elevado cerro nombrado del Montesillo, coronado aun por una torre que lleva el mismo nombre y que está siete kilómetros al N. de Baena es el lugar en donde se alzó el antiguo Albendín con su respetable fortaleza como vamos a demostrar (5).

La Ordenanza que figura en este libro, página 489, lleva por encabezamiento estas palabras; Monte y fortaleza de Albendín: y su objeto fue el deslindar los terrenos del expresado Monte y Fortaleza, sacándose de su lectura la convicción absoluta de que los terrenos amojonados entonces son los mismos que hoy conocemos por el Montesillo. El tal deslinde dío principio en un viso que se encuentra en el kilómetro 5 de la carretera de Valenzuela donde se aparte el camino que a la torre del Montecillo conduce y en cuyo sitio ha construido D. José Arjona recientemente una casa de campo. A ese viso le da la citada Ordenanza el nombre el Portichuelo de Alvendín, sin duda por lo próximo que al pueblo en cuestión se encontraba y aun hoy día se sigue llamando EL Portichuelo, sin otro sobrenombre, a todo el terreno contiguo (6).

Después de rodear el amojonamiento todas las faldas y vertientes del Montesillo, vuelve por lo que llama cumbre de las Cañadas al mismo Portichuelo de Alvendín.

En tiempos más modernos se ha llamado aquel sitio Puerto y Cerillo de Cevadero, nombre cuyo origen ignoramos, aunque bien pudiera sorpecharse provenga del apellido de algún sujeto que tuviera allí propiedad: hoy no existe en Baena el apelativo Cevadero pero sí había quien lo llevaba en siglo XVI como puede verse en la página 626 de estas Ordenanzas.
Corrobora también la existencia de Albendín en lo que se llama Montesillo, la prohibición que se establece en la página 496 de este libro de cazar en los montes del Montesillo de Alvendín
(7).

Otra ordenanza de 1540, página 230 autoriza la entrada y salida de ganados en las cañadas por el portichuelo de ALvendín que es el mismo que ya hemos citado en la carretera de Valenzuela, y por último, en otra Ordenanza de 1541, página 243m se prohíbe el tránsito por un camino de atajo que se había hecho para ir y venir a Alvendín atravesando la dehesa que después se llamo de San Blas y cuyo camino, apartándose a la izquierda de la actual carretera de Valenzuela, donde están los terrenos de la dicha antigua dehesa, no podía llevar otra dirección que la del Montesillo donde Albendín estaba situado en aquel tiempo: el pueblo que hoy existe se encuentra precisamente al lado opuesto de la carretera dicha y bastante apartado de ella (8).
En 1558 conservaba Albendín su término, pues la Ordenanza de la página 425 dice como se reunieron ciertos comisionados de los concejos de Baena y Martos, en el campo, en una venta situada en el término de Alvendín (9).
La inspección ocular de la colina del Montesillo confirma plenamente las citas históricas que dejamos apuntadas; coronando la respetable altura de aquel cerro se ven aun las ruinas de la imponente fortaleza, cuya plaza de armas, perfectamente delineada, forma un rectángulo de 75 x 60 metros. A su lado N. se levanta una torre cuadrada, de tan sólida construcción, que hubiera llegado intacta hasta nuestros días, si la incultura del hombre por un lado, y la codicia de los ilusos buscadores de tesoros por otra, no la hubieran mutilado interiormente, destruyendo su escalera y abriéndose un portillo en su fachada N.; con otros desperfectos menos importantes. Tanto la mencionada torre como los restos de cimientos que alrededor de la plaza de descubren, más marcados al lado de P. son de origen romano, opinión que nos ha confirmado el examen de varios restos de vasijas, romanas también, esparcidos por la superficie del terreno. El paraje, reúne así mismo, las más excelentes condiciones, para que aquellos conquistadores, siguiendo si costumbre, lo utilizaran levantando la fortaleza, altura aislada, considerable, desde la que se descubre casi toda la provincia de Córdoba y gran parte de las de Jaén y Granada; cercana a la Vía que desde Obulco se dirigía a Iponoba y Egabro; es lógico suponer que en el cerro del Montesillo existió alguna de las poblaciones que Plinio nos relata al descubrir esta parte de la Bética, Las excavaciones y la epigrafía son las únicas esperanzas que nos quedan para confirmar la que hoy apuntamos como opinión, fundada en nuestras observaciones (10).

Más borrados y confusos que los de que los de la fortaleza se encuentran hoy los restos del caserío: su menor solidez y las plantaciones de olivares realizadas el siglo pasado en todos aquellos terrenos, han destruido en la superficie todo rastro de él, quedando solamente muchas piedras, careadas en gran parte, y reunidas en montones por lo labriegos para facilitar el cultivo de la tierra especialmente al Oeste de la fortaleza, en donde sin duda fue más densa la población.

Muerta la dominación romana, pasan por nuestra Península godos y musulmanes, sin que nos digan nada de aquella los historiadores y cronistas, hasta que, reconquistada por San Fernando, surge de nuevo a la historia y concluye su vida como dejamos relatado
(11).
Para terminar, diremos que el nombre de Alberdín, que era como se escribía en los tiempos del Santo Rey, quiere decir en árabe Los Campesinos, según nos comunica el sabio orientalista D. Rodrigo Amador de los Ríos (12).

(1) Incluimos aquí el texto completo de la estrofa así como una adicional anterior sobre la toma de otras poblaciones del entorno. El texto completo de El Laberinto de la Fortuna o Las Trescientas de Juan de Mena (1411-1456) se puede consultar en: http://es.wikisource.org/wiki/Laberinto_de_fortuna

(283) Conquiso las villas de Castro e Vaena,
Córdova e Eçija, Palma y Estepa,
tanto que non se membrava do quepa
la su fortaleza con grant dicha buena;
ganó más Ovejo, Trujillo e Marchena,
ganó Fornachuelos, a Luque e Montoro;
por tales lugares sembró su thesoro,
non cobardando fatiga nin pena.

(284) Ganó Almodóvar e a Moratilla,
ganó a Çueros e más Albendín,
ganó los Gazules, después a la fin
ganó sobre todos a la grant Sevilla;
ganó a Xerez con la su quadrilla,
Cádiz e Arcos, Beger e Lebrixa;
e por que non sea mi fabla prolixa,
callo façañas de gran maravilla.







(2) El documento completo sobre el amojanamiento se encuentra en el Archivo Histórico Nacional (Calatrava nº95), y el mismo autor lo reproduce en el primer apéndice de la historia de la Villa de Baena. En una entrada propia analizaremos este documento con el objeto de establecer los límites del Señorío de Albendín, así como una segunda demarcación con Porcuna (1567) que Valverde comenta en la referencia citada.

(3) Acaba aquí cualquier referencia documentada sobre importancia de Albendín durante la Edad Media. En estos 100 años desde la publicación de Valverde se han publicado numerosos estudios que muestran el papel de Albendín en la conquista de Granada, así como de las virtudes del Señorío de Albendín que mostraremos en próximas entradas.

(4) Coincidimos con el autor en el inicio de la decadencia de Albendín tras la edad media, como ocurrió en toda la península tras varias epidemias de peste, cólera, y hambrunas que diezmaron de forma irreparable la población. Sin embargo, negamos la destrucción de la fortaleza como consecuencia del paso del tiempo como señala el autor. El derribo del Castillo de Albendín debería interpretarse en la práctica habitual de la época de limitar el poderío de los señores feudales, o la compensación de repartos y compra-venta de términos. En el caso que nos ocupa, la venta de parte del heredamiento de Albendín de Diego Fernández de Córdoba a Alonso Fernández de Córdoba, y derribo del Castillo, es hoy un hecho histórico bien documentado (Ver por ejemplo, la referencia de Gómez Vozmediano (2007. Archivos nobiliarios españoles: pasado, presente y ¿futuro?, http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2538536).

(5) Resumimos aquí todas las notas alternativas a los comentarios del autor sobre la ausencia de indicios del antiguo Albendín y su Fortaleza. Del Castillo, nos queda hoy día algunos nombres interesantes como el del nombre antiguo del grupo de regantes del cerro o cerrillo del Castillo, restos en torno a la pedriza, así como restos humanos en torno a la iglesia y viviendas entre las calles Castro y Luque en las en cada remodelación surgen nuevas señales de lo que pudiera ser el Albendín Original.

Sobre el inicio de la actividad de la Iglesia, desconocemos la fuente que Valverde utiliza como referencia para apuntar el 1788 como año de principio de funcionamiento. Aranda Doncell (1995. Historia de la Semana Santa de Baena durante los siglos XVI al XX) recoge una descripción de la visita pastoral efectuada por Fray Domingo Pimentel a la ermita e iglesia de la villa de Albendín en el año 1638, así como otras referencias anteriores a la devoción y Ermita de Nuestra Señora de Albendín.

(6) Utilizando el mismo razonamiento que Valverde al localizar a Albendín por su cercanía a El Portichuelo del mismo nombre, podríamos localizar el núcleo de población por su cercanía a otro hito importante con el mismo adjetivo. En este caso, la existencia del poblado (posteriormente despoblado) de la Silera de Albendín (La Silera que todos recordamos), justo en frente, en la margen derecha, de la situación actual de Albendín, señalaría la existencia de una población que desde la reconquista de Albendín, perteneciera al territorio de la orden de Calatrava, concretamente a Valenzuela, como se recoge en el propio Catastro de Ensenada (http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController).

(7) A pesar de que el autor insiste en la idea de vincular la población al monte, en próximas entradas presentaremos datos sobre la existencia de Albendín en su localización actual.

(8) De nuevo se señalan ordenanzas relativas al monte de Alvendín, reforzando la idea, según el autor, de la existencia del pueblo original. Sin embargo, no comenta Valverde, la existencia de otras ordenanzas en las el Guadajoz (Guadaxox) son objeto de otras prohibiciones y normas de uso que podrían ir dirigidas a los habitantes más cercanos como los de Albendín.

(9) Interesante el dato, pero no aparece nada en la citada ordenanza que identifique el lugar de la venta, y así extensión del término. En cualquier caso, otras ventas conocidas del entorno se localizan o se localizarían en cruces de caminos importantes, como en el caso de la posición actual de Albendín (Cruce de los caminos de Jaén y Granada).

(10) Aunque el autor señala el origen romano de la torre y fortaleza, nos acercamos más a la idea de investigadores posteriores que describe torres similares en el entorno de la campiña Cordobesa (MARTINEZ CASTRO, A. Breves notas sobre la funcionalidad de las torres islámicas de la campiña de Córdoba. ANTIQVITAS - 2003 - Nº 15 (pp. 79-83). Si compartimos el vínculo de Albendín con lo romano, y de la importancia de la población en la Bética. Prueba de ello son los numerosos restos de origen romano que se encuentran en el entorno cercano del Albendín actual como en el cerro de los Molinillos, los silos romanos de la antigua Silera o restos de lápidas funerarias (PUERTA, C.; STYLOW, A.U. 1985. Inscripciones romanas del sureste de la provincia de Córdoba. Gerión. 3).

(11) Sobre el poblado, la imagen que nos da el Autor es bastante clara, ausencia casi total de restos y de nuevo el origen romano. Las imágenes que os presentamos las tomamos en una visita casi 100 años después de la inspección ocular de Valverde. En ellas, tras el incendio de julio de 2004 que elimino gran parte del matorral, podemos encontrar los restos claros del complejo de viviendas anterior a la torre, así como restos de la fortificación previa de origen ibero del cerro, en los que se han encontrado restos arqueológicos de la misma época similares a los exvotos hoy renombrados de Torreparedones (MORENA, J.A. Los Santuarios ibéricos de la provincia de Córdoba).


Sobre el abandono del poblado, según la hipótesis de Valverde habría tenido lugar como muy temprano durante la edad media, en fecha posterior a su reconquista. Sin embargo, tal y como parece haber ocurrido en otros asentamientos similares del entorno, su abandono tendría lugar entre los siglos III-IV, y su población bien podría concentrarse en Baena como el propio Valverde señala para el caso de Iscar en su Historia de la Villa, o bien en otras localidades como el propio Albendín.

(12) Por último, Valverde señala Los Campesinos como la traducción de Alberdín. El tema será objeto de una entrada propia. De momento, sólo presentaros algunos ideas alternativas que hablas de un molino cercano de la orden de Calatrava (Benafanín), el ya tradicional de El Hijo de la Religión (Albendin), y una correcta trasncripción del posible termino original como el camino de la religión (Abn Addin).

miércoles, 10 de marzo de 2010

El montezillo de alvendin

Monte y Fortaleza de Albendín en las ordenanzas del siglo XVI

Las Antiguas Ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI) recogidas por Francisco Valverde y Perales en 1907, y reeditadas por el Ayuntamiento de Baena en 1998 es otro de los textos que con frecuencia aparecerá en este Blog. En él se recogen las ordenanzas por las que se rigió la villa entre los siglos XV y XVI bajo el señorío de la casa de Córdoba.
Recogemos hoy la que Valverde titula MONTE Y FORTALEZA DE ALVENDIN, así como varios Pregones relacionados que muestran algunas de las características del monte mediterráneo que rodeaba la torre, su extensión y usos tradicionales regulados por esta ordenanza.
A lo largo del texto veréis la descripción de un monte mediterráneo dominado por especies del genero Quercus, carrascas, enzinas y coscojas o chaparros, con otras especies leñosas como el espino, la aulaga, la retama y el lentisco, y especies como el esparto de menor porte.
Veréis también el uso tradicional del monte como fuente de leña, pasto común para cabras y ovejas, vacas y algunos bueyes, y puercos que buscaban bellotas tras el vareo por el ganadero, campo de cultivo de olivos y viñas; y espacio cinegético, con técnicas y aparejos que todavía perduran como la caza con perro y el hurón, los lazos, redes, ballestas y arcabuces, o las boladas de perdices. En definitiva, una imagen que perdura a lo largo de los siglos bajo el cuidado de varias ordenanzas que regulaban el uso ganadero (1529), la caza (1536) y el uso general del montezillo de Albendín (1558), pero que se difumina con el tiempo y queda borrada de la memoria tras la expansión primero de la viña y luego del olivar.




ORDENANAZAS

En todo lo que toca al amojanamiento de la torre de alvendin por donde van los limites y amojanamientos y los ganados que El pueden andar y En que tiempo y En lo de la leña y caza y otros aprovechamientos y las penas en que yncurren las personas que contra ello fueren que es todo lo siguiente.

Manda el conde señor nuestro que ningún vezino ni morador de esta su villa ni de otras qualesquier partes no sean osados de fazer leña ninguna de carrascas ni de enzinas de coxcojas ni espinos ni lentiscos ni otra leña ni menos corten aulagas con cepas o sin Ellas dende El portichuelo de alvendin E por el camino que va a alvendin adelante a juntar con la dehesa de morana E dende el olivar por todo El monte que no se ara de aquel cabo de la torre de alvendin E toma por la mesma linde de la dehesa E va a dar a un mojon viejo que esta en el portichuelo del camino de valenzuela El que asoma a las tierras de pedro roldan E dende a juntar el camino y tomar desde un mojon de argamasa que esta en El E dende de mojon En mojon fasta dar en el barranco de enzima del palomar En derecho de otro mojon En mojon orilla del lentiscar tierras de los fijos del jurado anton gomez E a dar al camino del vado de las estacas a un mojon que esta fecho argamasa E dende volver por El camino arriba fasta El portichuelo del algarvejo donde esta otro mojon El olivar de cara arriba por unos mojones de argamasa E dende atravesar El camino que va a la fuente de la figuera y dende de mojon en mojon fasta atravesar el otro camino que va a la fuente de la figuera E dende de mojon en mojon por linde de tierras de herederos de la de joan muñoz E salir a otro mojon que esta En las cumbres Entre dos lindes a la cabezada de dos hazas que vienen de la cueva del almajan E dende por las cumbres mismas de las cañadas fasta dar En el mesmo portichuelo. So pena que el que fiziera leña de enzina o chaparro lo que asi cortaren yncurran en pena por cada pie de tres mill maravedís si fuera de la otra leña contenida En esta ordenanza pague por cada carga seiscientos maravedis las dos partes para la guarda que lo denunciare y la otra parte para los juezes que lo senteciaren.

Otrosi porque el dicho montezillo sea mejor guardado que hallandose En el cortada alguna enzina o chaparro o lantisco o otra cualquier cosa contenida en la ordenanaza antes de esta y no se supiere que personas lo hizieron que en tal caso se puedan catar las casas de los cortijos mas cercanos del dicho montezillo y en todo se guarde la ordenanza de las cercanías fecha para El monte de horquera y con las mesmas penas y declaraciones de ella.
Otrosi que En el dicho montezillo ningunas personas vecinos ni forasteros armen lazos de alambre ni otros qualiesquier lazos so pena que por cada vez que fueren tomados o les fuere provado avellos armado yncurran En pena de dos mill maravedís las dos partes para la guarda que lo denunciare y la otra tercia parte para los juezes que lo sentenciaren y que no hallandose quien armo los dichos lazos si no solamente hallando armados que en tal caso se heche por cercania a los boyeros ganaderos que anduvieren en el dicho montezillo y a los cortijos mas cercanos sean obligados a dar quien los armo y no dandolo paguen la mesma pena de dos mill maravedis repartidos en esta manera las dos partes para la guarda y la otra tercia parte para el concejo y juezes que lo sentenciaren.
Otrosi manda el conde señor nuestro que ninguna persona sea osada de sacar cepas de retama ni menos fagan retama con azadón En todo lo que dicho es so la mesma pena de los dichos seiscientos maravedís repartidos en esta manera las dos partes para la guarda y la otra tercia parte para el concejo y juezes que lo sentenciaren.

Otrosi manda el conde señor nuestro que no puedan ningunas personas coger mas de fasta quatro manchas de esparto En lo sobredicho para sus necesidades so pena de dozientos maravedis repartidos en la manera que dicha es.
Y paresce por un cabildo hecho a nueve días del mes de noviembre año del nascimiento de nuestro salvador Jesucristo de mil E quinientos E treinta E cinco años Estando ayuntados a El los señores licendiado carleval gobernador E pedro de torreblanca alcaide E rrodrigo de Valenzuela E cristobal de cordova E cristoval de cañete E Joan cevico E alonsi añez davila E anton cabrera E diego de pineda E joan perez de vaena alférez E diego de aranda regidores para lo qual fueron llamados para ver si una ordenanza hecha en el año de quinientos E veinte E nueve años si se debe guardar o no y si los ganados Entraran En el dicho montezillo y si será mas provecho guardarse y en todo proveer lo que convenga para conservación de los vecinos de esta villa y pro de sus ganados y vista una peticion que los comarcanos que alindan con El dicho montezillo dieron hizieron una ordenanza la qual mandaron pregonar y se pregono su tenor de la qual dicha ordenanza y pregon Es esta que se sigue.

En este ayuntamiento por quanto se mando llamar para cabildo para solamente a este efecto de la ordenanza del montezillo para ver si la ordenanza fecha en el año quinientos E veinte E nueve años si se debe guardar o no y si entraron los ganados En el tiempo proybido en las dichas ordenanazas o no entraran y si será mas provechso guarecerse los ganados que no se dexar perder por no entrar an platicado En ello y en todo lo que cerca de Ello conviene para confirmación de los vecinos de esta villa E pro de sus ganados y por rrazon que al duque señor nuestro se an quexado muchos hombres dueños de ganados de puercos dizen que en especial los comarcanos que alindan con el dicho montezillo diciendo que rresciben agravio en proybirse por dicha ordenanza que no entren solamente los puercos E dándose lugar que todos los otros ganados Entren E constando E sabiéndose por verdad que ay mas aparejo En comerse la vellota del montezillo El ganado vacuno y cabrio E ovejuno por que vacas E cabras pueden alcanzar E comer sin darsela E los puercos solamente la comen vareandosela y sabiendo asi mesmo que el ganado ovejuno come la vellota tambien como el puerco y sobre ello su señoria a dado mandamientos para que se proveyese E rremediase y aviendo platicado sobre ello y estando ynformados de lo que mas conviene al bien publico de esta villa y queriendo dar orden En proveer E rremediar para que se guarde E conserve la vellota del dicho montezillo E que asi mesmo los ganados no resciban daño ni agravio En escusarse de entrar En el dicho montezillo pues es concejil E pasto comun para todos E que aya ygualdad en todo ordenaron E mandaron que sin embargo de la ordenanza que se hiziere el año de quinientos veinte E nueve la qual reponian E rrepusieron que qualquier ganado ovejuno cabrio E vacuno E puercos E todo genero de ganado puedan entrar E comer la yerva pasto del dicho montezillo E por que podria acaescer que so color de entrar a pacer E comer El pasto se comiesen asi mesmo la vellota con el dicho ganado o para la coger E aporvecharsr de ella por que aquella se conserve para El pueblo oredenaron E mandaron que ningún pastor ni ganadero ni otra persona vezino de esta villa ni de fuera de ella sea osado de varear la dicha vellota para dalla a sus ganados ni cogella ni para otro fin alguno hasta ser dada licencia y pregonada la dicha licencia y que el pueblo aya cogido la dicha vellotas segund que de cada año se acostumbra y suele hazer y que En el dia que fuere dada la licencia para coger la dicha vellota los pastores E ganaderos no puedan varear para sus ganados E pasado El dicho dia que tengan libertad para varear sin pena que lo susodicho se cumpla E guarde asi so pena que por cada vez que fuere tomado El que vareare i se provare o averiguare le lleven E yncurran En pena de seiscientos marevedis aplicados la tercia parte para El denunciador o denunciadores E tercia para parte para los pilares de esta villa E tercia parte para propios del concejo E que si fuere mayordomo o guarda El que tomare que lleve la mietad de la pena E la otra mietad se rreparta En la forma susodicha E asi mismo mandaron que ningun pastor ni ganadero que anduviere En el dicho montezillo ni otras personas que anduvieren con los dichos ganados no puedan traer ni traigan En el dicho montezillo ni meter varo ni oalo con que se pueda varear E derrivar la dicha vellota dende mediado El mes de setiembre de cada un año hastaser dada la dicha lecencia segund dicho es arriba so pena que qualquier que troxere o metiere dicha vaya incurra En pena de seiscientos maravedís rrepartidos en la manera que dicha es salvo si no fuere pastor que lleve El ganchi con tanto que con El gancho no traiga mas largo de dos varas E que con el no varee la dicha vellota so pena de los dichos seiscientos maravedís rrepartidos Enn la manera susodicha E asi mesmo ordenaron E mandaron que ningun pastor ni ganadero ni otra persona vezino de esta villa ni fuera de ella no puedan coger ni coxgan vellota en El dicho montezillo dende mediado el mes de setiembre de cada un año hasta la dicha licencia y pregonada de la enzina so pena de los dichos seiscientos marevedis rrepartidos de la manera susodicha E que acerca de esto queda en su fuerza E vigor la ordenanza E ordenanzas E costumbre antigua de los que puede coxer El peon E caballero para pregonar E mandaron que esto tenga fuerza de oredenaza E mandaron que esto se pregone públicamente.
ANTON DE PAREJA escrivano del cabildo

PREGON
Domingo catorze dias del mes de noviembre por hernando de jaen pregonero publico se pregono lo de la ordenanza del montezillo publicamente testigod diego de vaena cambiador E rrodrigo alonso texedor E pero garcia albañir vecinos de vaena.
ANTON DE PAREJA escrivano del cabildo

Que ningunas personas de qualquier estado E condicion que sean de noche ni de dia no sean osados de cazar con ningunos aparejos es a saber con vallesta ni perros ni rredes ni candiles ni a boladas ni arcabuzes ni otra manera alguna ningun genero de caza En los montes del montezillo de alvendin so pena que por la primera vez ayan perdido E pierdan los dichos aparejos E paguen en pena seiscientos maravedís de mas de las dichas penas de las dichas ordenanzas aplicadas a quien la dicha ordenanza las aplica E por la segunda la pena doblada E si fuere persona de menos condicion le sean dasos publicamente cient azotes las quales penas de maravedís sean la meytad para la obra de los pilares de esta villa y juezes que lo sentenciaren por yguales partes y si no fuere guarda El tal denunciador lleve la tercia parte de las dichas penas y lo demas se rreparta En la manera susodicha.
La qual pena de maravedis se entiende que si fuere mayordomo o guarda del dicho montezillo se rreparta conforme y de la manera de la aplicación de antes desta por que asi se a usado y guardado y sentenciado En lo que toca a la caza del dicho montezillo.
Otrosi por quanto en mandamiento del duque y conde de cabra señor nuestro gonzalo hernadez de cordova gobernador del estado de milan y capitan general de ytalia esta proybido que no se caze con una legua a redonda de esta villa con ningun genero de caza y en un cabildo de veinte y cinco dias del mes de setiembre año de mill E quinientos E quarenta E ocho años estando a El el muy illustrisimo señor don grabiel de cordova y otros señores justicia y rregimiento su merced con acuerdo del dicho cabildo mando que la dicha legua se guarde por cierto amojonamiento que en El dicho cabildo se declaro como quedo firmado de su merced su tenor del qual dicho cabildo y amojonamiento y pregon es esto que se sigue.



En la villa de vaena veinte y cinco dias del mes de setiembre año de mill E quinientos E cincuenta E cinco años estando en cabildo El muy Illustrisimo señor El señor don grabiel de cordova gobernador general E diego de aranda alguacil mayor E teniente de alcalde mayor E francisco de torreblanca alcaide E cristoval noguera E Joan sanchez sevillano E Alonso nuñez E Antonio de Navarrete E el contador diego nuñez E gonzalo yañez rregidores. En este cabildo se amojono en la manera siguiente. Dende el mojon que parte termino con luque E vaena al cerro de los caballeros y de ay para la vereda al portichuelo aguas vertientes y de ay a la casa y cortijo del alcaide. E todas las cañadas con el montezillo y lantiscar y de ay a la cumbre de la cuesta del allozarejo y de ay a la casa de pero marin zorro y de ay a la casa de bastian amo E al rrio marvella y los olivares E volver por los dichos olivares a la rredonda hasta el barranco hondo E luego se guarde dende el molino la zarza hasta el olivar de bartolome de Valera y de ay la sierra arriba hasta la caleruela camino de cabra y de aya a la peña El Gato y de aya a la torrecilla para la cumbre y de ay al molino de la torre primero como van de vaena E del dicho molino todo el cerro san cristoval a la redonda hasta el camino de alcaudete E que no se caze con ningun genero de caza so pena que ayan perdido E pierdan todas la vallestas E perros E hurones E rredes y alcabuzes E de mas por cada vez seiscientos maravedís con solo siendo provado E se aplica la tercia parta para quien lo denuncaire E tercia parte para obras publicas E tercia parte par El concejo E juezes que los sentenciaren por yguales partes E que se pregone todo lo susodicho.
DON GRABIEL


PREGON
En domingo siete de otubre año de mill E quinientos E cincuenta E ocho años se progono todo lo susodicho por gonzalez hernandez pregonero publico En la plaza ante la mucha gesnte testigos anton de espejo E joan gomez de la tienda E joan garcia hidalgi R francisco ruiz pavon E francisco moriana E pero garcia cobilla E joan vazquez E pero hernandez terciopelero y otra mucha gente de que doy fe yo.
ANTON DE PAREJA escrivano del cabildo



ORDENANZA DE CAZA DE VIÑAS
Otrosi que ningunas personas En ningun tiempo de todo el año cazen de noche ni de dia con ningunos aparejos de perros ni huron ni rredes ni candiles ni arcabuzes ni con vallestas En todas las viñas del termino de esta villa de vaena so pena que por cada vez que fueren tomados o les fuere provado pierdan los aparejos y perros y mas En pena seiscientos maravedís los quales dichas penas sean la terci aparte para quien lo denunciare y la otra tercia parte sea para la pbras publicas y la otra tercia parte para propios del concejo y juezes que lo sentenciaren.

PREGON
En vaena doze dias del maes de mayo año de mill quinientos E treinta E seis años se pregono lo susodicho por anton sanchez pregonero publico publicamente testigos joan perez jurado E francisco de palma E joan yañez E otra mucha gente de que doy fe yo.
ANTON DE PAREJA escrivano del cabildo

sábado, 6 de marzo de 2010

Noria fluvial de Albendín

Breve Guía del Patrimonio Hidráulico de Andalucía


Allá por el mes de noviembre del 2006, apareció en la prensa la noticia de que la Junta de Andalucía había incluido la noria de Albendín en una lista de 10 monumentos hidráulicos de interés de la provincia de Córdoba. En el mismo mes de su publicación, José Calvo mandó una carta a la prensa aportando más información sobre la noria, señalando su constructor, y uso actual (1).


Hoy aportamos algunos datos más sobre el tema. Os presentamos la lista anterior, así como la descripción que los autores hacen de la noria. No entramos en la valoración de estos contenidos. En el blog iremos haciendo nuestra propia descripción y comentarios sobre su origen, características e importancia. Ahora sólo queremos introduciros en el tema del patrimonio hidráulico mediante el texto que os presentamos, y con su lectura, que se comprenda la importancia de este elemento patrimonial no sólo para Albendín sino para toda Andalucía.


El documento donde aparece la noria de Albendín, no se trata de ningún tipo de normativa o catálogo que obligue a las autoridades competentes a su mantenimiento, conservación y difusión. Para tal fin, la noria, debería de incluirse en el Catálogo de Bienes Cultu,rales de la Junta de Andalucía, tema o propuesta que abordaremos en su día.


Se trata de una publicación de la Agencia Andaluza del Agua que podéis consultar en la siguiente dirección: http://www.juntadeandalucia.es/servicios/publicaciones/detalle/47420.html
En ella se nos presenta los resultados de un proyecto de investigación sobre el patrimonio hidráulico construido de Andalucía, desde la Antigüedad hasta mediados del siglo XX. Para cada una de las provincias andaluzas, los autores (Isabel Bestué, Ignacio González, Juan Carlos Jiménez, Juan S. López y Aniceto Delgado) describen elementos como presas, canales, depósitos de agua, fuentes, y otros de elementos de interés.
Junto a la noria de Albendín, se describe la de la Albolafia, el acueducto de Valdepuentes, los del Alcázar Califal y Baños públicos de Córdoba, los molinos del Guadalquivir, las grúas y presa del Carpio, las cisternas romanas de Monturque y las fuentes de la Salud y del Rey de Priego.
A continuación recogemos la entrada correspondiente a la noria de Albendín.


Noria fluvial de Albendín (Fuente: http://www.juntadeandalucia.es/servicios/publicaciones/detalle/47420.html)
Interés de la obra: **
Interés paisajístico: *
Estado de Conservación: ***
Tipo: Ingenio para elevar agua
Localidad: Albendín, término de Baena
Época: Siglo XIV
Situación: A la entrada de la población de Albendín, cerca de Baena. Visible desde el exterior.



Descripción: Se trata del único ejemplo llegado hasta nuestros días del tradicional modelo de noria fluvial de paleta para elevar agua realizada enteramente en madera. Este tipo de noria se utilizaba para la extracción del agua del río y para su elevación hasta terrazas fluviales donde era utilizada para el riego de las huertas.
Su nombre proviene del árabe na’ar que, con el significado de gruñir o gemir, hace clara alusión al característico chirrido emitido por estas grandes ruedas durante su movimiento al girar.
Las norias verticales, también conocidas como azudas o norias de vuelo, se sitúan por lo general en presas de derivación que encauzan el agua hacia el canal colocado en una de las orillas del río, donde se encuentra también el dispositivo de la noria. El canal solía permanecer cerrado mediante una compuerta de madera que sólo se abría para dejar pasar la cantidad de agua necesaria para poner en movimiento la maquina,
La noria se sustentaba sobre una prolongación de su propio eje que apoyaba sobre una obra de fábrica llamada puerto. Su construcción se realizaba íntegramente en madera, a excepción del eje, que era metálico. El mantenimiento y reparación de la noria correspondía a unos carpinteros especializados llamados aladreros unas veces, y otras carpinteros de lo prieto por el color oscuro o prieto de las maderas que utilizaban en estas obras.
La puesta en marcha del mecanismo de la noria se producía cuando el agua incidía sobre las paletas instaladas en la corona exterior de la noria. También en la corona se acoplaban los cangilones de barro o cobre que, atados a un trenzado de taraje recogía el agua del lecho del río y lo vertían en la parte superior de la noria sobre un canal que conectana co las atarjeas de riego.
Debido a las dimensiones del aparato era común que los radios de la noria se reforzasen con otros travesaños, resultando la característica estructura de estrella o figura geométrica.
La noria de Albendín es de tamaño medio, con un diámetro de 8 m y 64 paletas o álabes, La estructura del acueducto de conexión es de fábrica moderna, a diferencia de otras norias restauradas en la provincia, como la de la Albolafia, cuyo acueducto se remonta al siglo XIV.
Bibliografía:
Caro Baroja, J. Historia de los molinos de viento, ruedas hidrráulicas y norias. Madrid, 1995.
Córdoba de la Llave, R. Presas, norias y molinos; el patrimonio hidráulico industrial, En patrimonio histórico hidráulico de la cuenca del Guadalquivir, 2002. Pp. 259-277.


(1) http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=282371

¿Noria o rueda de Albendín?



Hipótesis sobre el origen de las norias del Guadajoz


La gente de Albendín hablamos de la rueda o la noria del parque, así como hablarían nuestros mayores de las 22 norias o ruedas en el entorno de nuestro pueblo, de las que pronto os daremos noticias.



La palabra rueda, viene del latina rota, pieza mecánica en forma de disco que gira alrededor de un eje (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua). Noria tiene su origen en el términos árabes na‘úra, y nā‘ūrah (máquina compuesta de dos grandes ruedas engranadas que, mediante cangilones, sube el agua de los pozos, acequias, etc., RAE).



Ruedas serían los ingenios elevadores de agua que describiera Vitruvio utilizadas en las minas pero también para el abastecimiento de agua como se pone de manifiesto en algunos trabajos arqueológicos en el levante. Julio Caro Baroja (1) otorga al mundo árabe la difusión de esta rotas, y la creación de las norias de tiro o sangre como era la noria de Panillas situada aguas abajo de la actual presa de Vadomojón. Para este autor, la tipología de las ruedas nos indicaría su posible origen. Así, la rueda romana más común (Figura 1), se diferencia de típica rueda árabe antigua (Figura 2), con travesaños que formaban cuadriláteros inscritos, pentágonos y estrellas de ocho puntas (Figura 3). La forma típica de muchas de las ruedas más moderas (Figura 4) seguiría la tradición romana, otras, coma algunas de la ruedas del Genil tendrían una un diseño o tradición mixta (Figura 5).
El diseño de la actual rueda de Albendín se acercaría al tipo romano propuesto por Caro Baroja (Figura 6), y estaría de acuerdo a la importancia de lo romano en nuestro entorno, con abundantes restos de infraestructura hidráulica romana, como os informaremos en próximas entradas.

Sin embargo, para la mayoría de los autores, el origen árabe de las ruedas o norias es indudable, y como señala Ricardo Córdoba (2), la evolución de la rueda árabe se caracteriza por una romanización dada por una simplificación, incorporación de vueltas de cinta y eliminación de los travesaños.

Si consideraos el habla como fuente de conocimiento y estudio de la historia, el origen romano de la rueda de Albendín también estaría de acuerdo al uso más frecuente entre la población del término rueda que el de noria; así, por ejemplo, se habla de Juan el de las ruedas, cuando nos referimos a este maestro que, igual que Juan Antonio Hinojosa, hacía y arreglaba las ruedas que jalonaban el Guadajoz desde a Albendín a Castro.




Más términos romanos. Se habla de cangilones o de arcaduces para definir el recipiente que adosados a la rueda o noria llevaban el agua desde el caz al dornajo. En Albendín utilizamos el término cangilón más que el de arcaduz. Este se deriva del término latino congius que nombraba una vasija de unos tres litros de capacidad (1/8 de las ánforas romanas) (3). El término arcaduz tiene su origen en el griego Kadós (jarro) y árabe (gadûs) (4).
En próximas entradas ampliaremos estas ideas y os ofreceremos datos y detalles de las ruedas de Albendín.








(1) CARO BAROJA, JULIO (1995). Historia de los Molinos de viento, ruedas hidráulicas y norias. IDEA, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. 333 pp.
(2) CORDOBA DE LA LLAVE (1996). Tecnología de las norias fluviales de tradición islámica en la provincia de Córdoba. II Coloquio Historia y Medio Físico. Agricultura y regadío en la provincia de al-Andalus. Almería.
(3) GUITIERREZ LLORET, SONIA (1995). El aprovechamiento agrícola de las zonas húmedas: la introducción del arcaduz en el sureste de Al-Andalus (siglos VIII y IX). Coloquio Historia y Medio Físico (Agricultura y regadío en Al-Andalus, Síntesis y problemas), Almería.
(4) http://365palabras.blogspot.com/2009/08/arcaduz.htm

miércoles, 3 de marzo de 2010

Azafrán






Seguimos con nuestra búsqueda de Albendín en los mundos de la historia, la religión o, como hoy, la literatura. Os presentamos un libro apasionante, especial para el que escribe, no sólo por hablar de nuestro pueblo y entorno, o por haber sido guía del autor a lo largo del camino e historia que nos presenta entre Córdoba y Albendín, lo es sobre todo por ser amigo de José Manuel. Recuerdo el viaje por tierras del Guadajoz, paradas a pie de río en Ategua, Espejo, Castro y Albendín, a la sombra de los tarajes, o bajo el sol de la campiña, y por supuesto, la noria.


Azafrán es una novela que recoge una historia, pero sobre todo un camino en días de reconquista, a poco de la toma de Albendín y la de otros pueblos del entorno por el rey Santo, San Fernando. Tal y como reza en la presentación corre el año 1252 y Mukhtar ben Saleh, un maestro musulmán hastiado de los rigores del poder cristiano, decide abandonar su pueblecito andaluz en busca de un lugar en el que pueda vivir entre sus iguales.
José Manuel García Marín (http://josemanuelgarciamarin.blogia.com/) nos cuenta un viaje apasionante entre Ishbiliya y Gharnata, en el que Albendín aparece ya como conquista cristiana, aunque pueblo asociado a una de las encomiendas de la orden de Calatrava en el molino de Benifanin.


El autor describe el paisaje de la campiña y habla de tarajes, colores y olores de riberas y campiñas, pero sin duda, es la descripción de la noria una de las que más sensaciones despierta. Berlingas, dornajos o arcaduces, son palabras de las hablaremos en su día, y que trasmitidas al autor, toman vida en su novela. Permitirme que sólo os traiga aquí un pequeño fragmento del texto, uno que define y siente la noria de forma muy particular:


Engranaje perfecto de madera, barro y agua, fundidos de tan intimo modo que se enreda la causa con el efecto y vacilamos sobre quién establece el ritmo, si el río o la noria. La misma falacia que comete el hombre con la vida, quien siendo noria, cree ser agua.

Siguen más referencia al Albendín, una sobre la delimitación del término, y otra, de nuevo magnifica, sobre los siete Obispos y Ermita de Albendín, ejemplos perfectos del ejercicio de novelar lo histórico y la leyenda. Adrede, no incluyo más texto del libro. Mi intención no es otra que la animaros a su lectura y disfrute como así lo hice conforme la noria empezó a girar en las palabras de José Manuel, y luego ver el final del camino.

Piragüismo en el Guadajoz

Seguimos recopilando información, textos e imágenes, y cuantas referencias hablen de Albendín. Nuestra idea es la de mostraros visiones inéditas o al menos poco conocidas que muestren el potencial de desarrollo local de nuestro pueblo. Hoy os presentamos dos citas obligadas para los amantes del piragüismo.
De una extraemos el descenso en Piragua por el Guadajoz. Se trata de la Guía de itinerarios en el medio natural del término municipal de Baena editada por el Ayuntamiento de Baena (2000), sobre la volveremos en próximas entradas. De la web del Club Deportivo de Piragüismo de Córdoba os presentamos el relato de Pepe Arranz de una travesía en el embalse de Vadomojón (http://www.piraguacordoba.es/).

Descenso del Guadajoz en Piragua (Fuente: Guía de Itinerarios por el medio natural del término municipal de Baena. Edita: Ayuntamiento de Baena)
Trascurre por el cauce del río Guadajoz, junto al camino de Jaén, El río Guadajoz nace nutriéndose con las aguas procedentes de las serranías Subbéticas de Córdoba y Jaén. Su curso alto ha servido para establecer el límite administrativo con la provincia de Jaén, hasta el núcleo de Albendín, donde se interna ya en plena campiña cordobesa. A lo largo de su recorrido va excavando entre materiales muy diversos, pero tal vez los que más le marquen sean los salinos, que provocan altas concentraciones de cloruros en sus aguas de sabor salado.
En nuestro término municipal se le unen cauces permanentes unos, como el del río Marbella (cerca del cortijo de Izcar) y otros estacionales de los que citaremos algunos de este a oeste: Arroyo de Vela, del Doncellar, del Tinadillo, de Valdehocinos, de Consuegra, de Morana, del Alférez, de la Torre del Moro, del Pozo de la Higuera, de las Ganancias, de Hornerico, de Juan Cobos, de la Salina de Cuesta Paloma y río Guadalmoral (en los límites con Nueva Carteya).
Es aconsejable hacer este itinerario por tramos con la siguiente duración aproximada y datos de interés:

Presa de Brinca o casería de la fábrica-Puente del Palomar: Dos horas, pues el río presenta muchos meandros. En este tramo se pasa junto al cortijo de Morana la Baja y el cauce está en muchos puntos cortado por las ramas de los árboles que cruzan de un lado al otro y es preciso abrise camino entre ellas, Hay que estar atento a los restos de antiguas presas de palos que hemos de sortear.




Puente del Palomar-Puente de Piedra: Una hora y cuarto, Se sale en un pequeño rápido. Nos encontramos con presas o azudes en los que si hay poco cauce es preciso bajarse de la piragua y pasarlas andando, por el sonido brusco del agua se delatan. En este tramo se intercalan algunos rápidos muy atractivos. Hay que destacar aquí la noria situada poco ante de llegar al Puente de Piedra.





Puente de Piedra-Puente de la Maturra: Una hora. También de agradables y sencillos rápidos y de un paisaje que cautiva. Así mosmo es preciso estar atento a las presas para, a veces bajarse de la piragua y superarlas andando.







Puente de la Maturra-Presa de Izcar: Dos horas, por el gran número de meandros, Este trayecto se diferencia de los demás en la aparición de una gran extensión de zarzamoras junto a la zona de influencia de la desembocadura del río Marbella, con el consiguiente peligto para el piragüista. Menos rápidos que en los tramos anteriores. También hay que estar atentos a la presas.




Las duraciones reflejadas son aproximadas y siempre a un ritmo que nos permite disfrutar del paisaje y del contacto con el río en una práctica deportiva tan placentera.
La mayor dificultad que representa el río al navegar por él es este tipo de embarcaciones, aparte de las pequeñas presas y de los troncos secos que afloran desde el fondo, consiste en evitar las ramas de los tarajes que en gran parte del recorrido, si no llegan a cortar el cauce sí que lo estrechan al invadirlo por la superficie,
Este río aún mantiene unas formaciones riparias muy interesantes, dominadas por el taraje, especie indicadora de terrenos salobres, resistentes a las elevadas temperaturas veraniegas, A veces aparecen mezclados álamos blancos y negros, higueras, eucaliptos y alguna mimbreras, originando unas masas de arbolado que delatan perfectamente el trazado del río.
La diversidad de fauna es muy alta siendo destacables los cernícalos, carracas, abejarucos, ratoneros, mochuelos, autillos, comadrejas, ginetas, culebras de escalera y de herradura, galápagos y ratas de agua; incluso en invierno y en época de migración se pueden ver especies como el ánsar común, la avoceta, o el águila calzada. La fauna piscícola del río se ha visto gravemente afectada en las últimas décadas, unas veces por la actividad del hombre y otras por causa derivadas del clima de la zona.
La belleza de este paisaje interior es inigualable.

Travesía en Vadomojón (Fuente: Clud Deportivo de Piragüismo de Córdoba, http://www.piraguacordoba.es)
El domingo, 15 de noviembre, nos trasladamos hasta Baena para echar el día en el embalse de Vadomojón. Llegamos hasta la presa, muy cerca de Albendín, y embarcamos aprovechando la rampa del Club Náutico.




El embalse de Vadomojón es el único que represa las aguas del río Guadajoz, y sirve de frontera entre los términos municipales de Baena (Córdoba) y Alcaudete (Jaén). En este lugar confluyen dos grandes cursos fluviales: por el nordeste llega el río Víboras, y por el sudeste, el Guadajoz (en la comarca, este río recibe el nombre de río San Juan -su principal afluente-, y se reserva la denominación de Guadajoz para el resultante de la suma de ambos aportes, a partir de la presa).





Comenzamos la travesía por el río Víboras, un río que nace en Valdepeñas de Jaén, y toma su nombre de la Encomienda de Bíboras (por lo que es más correcto llamarle río Bíboras, del árabe bib -puerta- y Bora, una antigua ciudad). El río Víboras (o río Grande, como se le conoce a partir de su confluencia con el río Fuensanta) serpentea campiña adentro. El viento nos obligó a navegar muy cerca de las orillas, donde surgían (desde las aguas) los arbustos, principalmente tamujares.






Recorrido el Víboras hasta donde nos permitió la vegetación que inunda sus aguas, nos decidimos a realizar una breve incursión por el río Guadajoz (o San Juan). El flumen Salsum de los romanos nace en las sierras de Priego y, antes de ser repre sado en Vadomojón, recibe los aportes de varios arroyos (el del Aljibejo y el Pelado, principalmente) y, sobre todo, del río San Juan (a quien le llega a prestar el nombre). Por el Víboras, pudimos adentrarnos algo más de cinco kilómetros. La hora se nos echó encima, y apenas si nos dio tiempo a recorrer tres kilómetros del Guadajoz.

martes, 2 de marzo de 2010

El cordel de la Campiña (Sendero de Gran Recorrido GR43)

De vez en cuando se veían en Albendín grupos de jóvenes con mochilas, ciclistas y otros “raros” paseantes que atravesaban el pueblo y completaban su “paseo” en el parque, frente a un cartel de madera, lamentablemente hoy desaparecido, que informaba del final de su camino.

No sé a cuántos de esos visitantes habremos atendido, tampoco si culminaron su paseo frente a la noria, o si aprendieron algo de nuestro pueblo. Por nuestra parte, los que alguna vez tuvimos la oportunidad de hablar con ellos, intentamos que así lo hicieran. Esta nueva entrada va dirigida a esos visitantes que seguro volverán al pueblo, a otros que inicien en su día el camino, pero sobre todo a todos los habitantes de Albendín que, como tales, tendremos la oportunidad y obligación de recibirlos.

Albendín es el punto de partida o final de una de las rutas “naturales” más importantes y reconocidas de Córdoba, Andalucía, España y Europa. No es broma. Se trata del Cordel de la Campiña, un sendero de gran recorrido (GR43) creado en 1997 al amparo de las actividades de las Federaciones Nacional y Andaluza de Montañismo y la Diputación de Córdoba.


Un sendero de gran recorrido (GR) es un itinerario peatonal debidamente señalizado con más de 50 km de longitud que unen puntos singulares del territorio y recorre parajes y comarcas de valor paisajístico, natural o cultural. Está pensado para la práctica del deporte del senderismo, pero está abierto a otras actividades del disfrute de la naturaleza, ocio y cultura. En la provincia de Córdoba existen cinco senderos GR.


Al Norte, La Cañada de la Mesta (GR39) recorre las tierras altas de la Sierra, desde Fuenteovejuna al Guijo, donde enlaza con la Cañada Real Soriana (GR40) hacia Córdoba. El GR 48 (Sierra Morena) parte de Huelva y recorre en Córdoba el pie de monte de la sierra hasta Cardeña. En el Sur el GR7 recorre la Subbética y une poblaciones como las de Rute, Priego y Almedinilla. El Cordel de la campiña es el GR43 y une Córdoba con Albendín.







En Andalucía existen 16 Senderos de GR, algunos de los cuales se comunican con en el resto de España, con 288 GRs catalogados. Algunos de esto senderos enlazan con Portugal o Francia, y a su vez tiene carácter europeo como el GR 7 que une Andorra y Ceuta a través de Cataluña, Valencia y Andalucía.




Así pues, los senderos de GRs son elementos de gran interés para el territorio y en el caso de Albendín una oportunidad de proyección de nuestro Pueblo a escala provincial, regional y nacional que no podemos ni debemos olvidar.

Os presentamos el texto correspondiente a la descripción del sendero que aparece en una publicación que tendremos ocasión de citar con frecuencia. Se trata de la Guía Córdoba Natural editada por el Patronato Provincial de Turismo de Córdoba y que podéis consultar en la web correspondiente (http://www.turiscordoba.es/). Incorporamos también algunos datos complementarios e imágenes de la ficha técnica del sendero que recoge la Federación Andaluza de Montañismo en la siguiente dirección: http://www.fedamon.com/senderos/grs/gr43.htm.
En próximas entradas nos centraremos en las características del trazado en el entorno cercano de Albendín, ilustrando detalles del paisaje y patrimonio ausentes en las descripciones anteriores.

GR 43 (Fuente: Córdoba Natural, http://www.turiscordoba.es/)

Partiendo de la capital cordobesa, y a través del GR 43, se accede a la provincia de Jaén tras recorrer 62 kilómetros y atravesar la campiña baja cordobesa. La ruta se inicia en Córdoba y tiene como primer destino el municipio de Castro del Río, a 35,5 kilómetros de distancia. A lo largo del camino el viajero podrá observar que la riqueza patrimonial de Córdoba no está sólo en los pueblos y ciudades, ya que a lo largo del sendero aparecen dos puentes romanos sobre sendos arroyos. Se trata de puentes que datan de los siglos I o II d.C. A unos 23 kilómetros de la ciudad de Córdoba el sendero bordea una loma en la que se asentaba la antigua ciudad romana de Ategua. El camino continúa, coincidiendo a veces con carreteras comarcales, hasta la localidad de Castro del Río, donde el caminante debe realizar una parada para reponer energías y disfrutar de los encantos del municipio. Más tarde habrá que iniciar el segundo tramo que llevará al viajero a la aldea de Albendín. Tras recorrer 12 kilómetros en este nuevo tramo el viajero deberá hacer una parada en la Cueva del Yeso, la mayor cavidad de recorrido horizontal de la provincia y la quinta de Europa. Se trata de una cueva de origen hídrico por lo que no es recomendable su exploración a personas ajenas a la espeleología. Tras cruzar el arroyo de la Torre del Moro el caminante puede disfrutar de las maravillosas vistas de la Campiña, de sus típicos cortijos blancos y de una majestuosa cruz, que señala la llegada a Albendín y el final del recorrido.

GR 43 (Fuente: Federación Andaluza de Montañismo, http://www.fedamon.com/senderos/grs/gr43.htm.
Trazado: Córdoba-Albendín
Fecha de Creación: 1997
Entidad Realizadora: Federación Andaluza de Montañismo.
Entidad Promotora: Diputación de Córdoba (Delegación de Medio Ambiente
Situación sendero: Señalizado.
Longitud Total: 62 km
Longitud Señalizada: 62 Km
Etapas: 2
Descripción etapas: Córdoba - Castro del Río - Alberdín
Cartografía: I.G.N./S.G.E. 1:50.000 nº 923 Córdoba, 944 Espejo, 945 Castro del Río, 967 Baena
Descripción general:


Al sur de la provincia cordobesa, el sendero GR 43 atraviesa básicamente parte de la campiña de oeste a este. En esta zona donde se dan grandes extensiones de monocultivos cerealistas que alternan con zonas de olivar. La parte inicial de este itinerario sigue La Vereda de Granada, vía romana que conectaba las poblaciones de Corduba y Ategua y que posteriormente en época del Califato unía Córdoba y Granada.


Desde el punto de vista paisajístico y ambiental, la zona más interesante del recorrido es el tramo que discurre junto al río Guadajoz y su vega, donde predomina el taraje combinado con ejemplares de chopo y eucalipto. Podemos observar a la garcilla bueyera, la perdiz y a el alcaraván entre otros. La longitud total del sendero es de 62 km. divididos en dos tramos principales, aunque se pueden realizar etapas más cortas aprovechando el cruce con carreteras provinciales. Recorre los términos municipales de Córdoba, Castro del Río y Baena. Actualmente este sendero finaliza en Albendín, pero en un futuro continuará hasta Jaén.

lunes, 1 de marzo de 2010

Albendín 1847




Presentamos uno de los documentos más relevantes de la geografía histórica de la península. Se trata de la entrada correspondiente a Albendín del Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España de Pascual Madoz (1848).

Tras 162 años de historia, algunos de los temas clave que Madoz señalaba, siguen siendo elementos básicos del territorio actual: el olivar, las huertas y el Guadajoz. Sin embargo cosechas abundantes de cebada y trigo típicas de la campiña cordobesa, han ido desapareciendo con la expansión del olivar. De cada uno de ellos daremos cuenta de forma detallada en próximas entradas.

También aparecen otros detalles, en este caso, relacionados con su historia y costumbres. Se nos habla de la reconquista por San Fernando en 1240, así como la devoción y “leyendas” de nuestra Señora de Albendín. En el primer caso, la toma de Albendín, documentada en varios textos que os iremos presentando más adelante, representa el punto de partida a partir del cual podemos seguir la historia del pueblo de forma sistemática a través de los datos del Señorío de Albendín, o el Catastro de Ensenada. Hablaremos también de la Virgen de Albendín, de la parroquia y de la visita de los siete obispos.

Ahora os presentamos el texto completo tal y como aparece en la tercera edición del Diccionario. Iremos comentando cada uno de los datos y valoraciones del autor, pero ahora son nuestros lectores los que deben leer y valorar lo que en su día fue Albendín.

Acompañamos esta referencia con un mapa de Albendín de finales del siglo XIX para ilustraros un núcleo de población con 300 habitantes en 105 casas repartidas en las cuatros calles básicas del pueblo: Baena, Luque, Castro y Jaén. La imagen original se puede consultar en el servicio de cartografía histórica de consejería de vivienda y ordenación del territorio de la Junta de Andalucía.


ALBENDÍN. Aldea en la provincia y diócesis de Córdoba, partido judicial y término jurisdiccional de Baena de la que dista 4 leguas muy largas al Este; está situada a la falda de un collado a orillas del Guadajoz en terreno seco y cálido, y tiene 105 casas, una parroquia erigida en 1790, hasta cuya época estuvo sujeta sus feligreses a la Parroquia de Santa María La Mayor de Baena y algunas huertas y olivos; en otro tiempo tuvo muchas de estas que se regaban con el agua del Guadajoz, y abastecían de frutas y hortalizas a Valenzuela, Santiago, Luque, y a veces a Baena; pero con la ruina completa de la presa o atajea, por donde se sacaba el canal de riego, se destruyó este ramo de riqueza; la cosecha de trigo y cebada es abundante. Población 105 vecinos, 300 habitantes, que son unos infelices colonos que labran las tierras del duque de Sessa y Baena, dueño del territorio. El Santo Rey Don Fernando lo reconquisto en 1240, y su santuario tiene de particular que concurrieron a su bendición 7 obispos; además es tal la devoción con que se venera la virgen titulada de Albendín, de que hace memoria y elogio el poeta Juan de Mena en sus Trescientas que en el año 1730 se llevó en romería a Baena desde su templo, para implorar su auxilio por falta de lluvias. Los datos relativos a riqueza y contrar. van incluidos en el artículo de la matriz.

Semana Santa

Hemos incorporado una nueva entrada sobre la nueva Hermandad de la Virgen de la Esperanza de Albendín. Los que hacemos Albendín desde la Torre queremos felicitar a todos sus hermanos por el trabajo realizado y por el esfuerzo de hacer más grande nuestra Semana Santa, y de forma especial, a David Morales, por su colaboración e interés en este blog.

Como ya comentamos en una entrada anterior (A modo de presentación), uno de los temas a desarrollar por Albendín desde la Torre será el de las tradiciones de nuestro pueblo. En ellas, la Semana Santa destaca por su singularidad, historia y vivencia personal de todo un pueblo. Durante del tiempo de Cuaresma y Semana Santa iremos ampliando detalles e historia de cada uno de los elementos que la configuran.

Sirva el siguiente párrafo a modo de pequeña introducción, y de cómo vemos Albendín desde la torre algunos temas clave de nuestra Semana Santa:

Hablar de Semana Santa en Albendín es hablar de cultura de un pueblo abierto a los vaivenes caprichosos de la historia. Íberos, romanos, visigodos, pueblos de África y cristianos llegan y pasan por Albendín dejando su huella en la tierra, en el agua y en las gentes que vivieron y viven alrededor del Guadajoz. La devoción a la Madre Tierra, Dioses, Cristo y Profeta han formado parte de la cultura de estos pueblos; aspectos religiosos muchas veces compartidos; mezcla, en todo caso, de lo que consideramos pagano o santo, formas de sentir respetadas y adaptadas con el tiempo por las gentes del poblado, la villa o el pueblo. En el siglo XVI con el Concilio de Trento se configuran los signos que con el tiempo marcarán la idiosincrasia de nuestra Semana Santa.