lunes, 11 de enero de 2010

El embalse de vadomojón.




Oportunidad de desarrollo alternativo

Desde las Sierras del Sur de Jaén y la Subbética Cordobesa, entre olivos, montes y campiñas, el río Guadajoz se hace grande con las aguas dulces y salobres de los ríos Víboras, San Juan, y Salado de Priego. Surca este río tierras andaluzas llenas de historia y cultura; oportunidades de ocio y naturaleza; huertas y aceite.


En Albendín, pueblo de la campiña cordobesa y a pie del Parque Natural de la Subbética, el Guadajoz ofrece un escenario de pesca que es hoy punto de referencia y ejemplo para el fomento y práctica de este deporte; el contacto directo con el paisaje y la naturaleza del agua entre olivares, norias y acequias de la huerta: el embalse de Vadomojón.

Con una capacidad de 163 hectómetros cúbicos y 782 hectáreas de superficie, el embalse de Vadomojón es uno de los más importantes de la cuenca del Guadalquivir. La presa regula las aportaciones de los río Víboras y San Juan, cabecera de la Cuenca del Guadajoz. Vadomojón cuenta con una extensa línea de orilla con 59 kilómetros de ensenadas y arroyos que vierten su aguas al embalse, escenarios y tramos idóneos para la pesca de barbos y carpas, black bass, y la trucha arcoiris. No es casualidad que desde su puesta en explotación en 1997, Vadomojón se haya convertido en uno de los escenarios de pesca libre o competición más importantes de la comarca.


Vadomojón es un embalse reciente, de aguas transparentes capaces de albergar poblaciones importantes de aquellos peces como el barbo que habitaban el río antes de la construcción de la presa. Otros como el cachuelo, la boga y la colmilleja quedaron en los tramos de río aguas arriba o abajo de la presa. Sin embargo, especies introducidas como la carpa y el black bass han encontrado en Vadomojón un espacio idóneo para su establecimiento y desarrollo. La trucha arco iris que llega a Vadomojón desde los cotos trucheros situados aguas arriba, también encuentra su espacio en un embalse de aguas claras, frescas y buen potencial ecológico.

En Vadomojón podremos disfrutar de una amplia variedad de métodos y técnicas de pesca. La pesca al coup nos permitirá practicar un rato de tiento y saque rápido, con capturas sin dificultad de barbos y carpas de tamaño medio, sin que perdamos la oportunidad de enfrentarnos al reto de piezas mayores que pondrá a prueba nuestra técnica y paciencia. Con la pesca a la boloñesa o a la inglesa podremos tantear aguas más profundas, alejándonos de la orilla, para la pesca de barbos y carpas de mayor tamaño. Por la transparencia de las aguas de Vadomojón podremos practicar sin dificultad el lance ligero, bien desde la orilla del embalse por la que nos podremos mover con facilidad, o desde nuestra embarcación. Buscar el black bass, o la trucha con la artificial resulta apasionante en Vadomojón.


Tres son las zonas de pesca más frecuentadas en Vadomojón: Las Araguillas, Caldera y El Doncellar. El Paraje de las Araguillas se localiza en el tramo superior del embalse, en el término municipal de Luque. Desde Albendín por la carretera de la Estación de Luque llegaremos hasta la Laguna del Salobral para desviarnos y llagar finalmente a las orillas del embalse. También desde Albendín por la carretera de Martos llegaremos a los Noguerones, pedanía de Alcaudete. Una vez aquí, descendiendo por el río Víboras llegaremos a Caldera. Sin embargo, por sus características paisajísticas, facilidad de acceso y equipamientos, la zona de pesca deportiva el Doncellar, se considera la más importante de Vadomojón.

Desde Albendín, siguiendo la carretera de la Presa, seguir emos las señales de orientación hasta llegar al cerro que da nombre al paraje. En el Doncellar el paisaje se nos presenta abierto, con una lámina de agua embalsada que a modo de espejo refleja a su vez un paisaje ondulado de olivares centenarios, salpicado de manchas de matorral mediterráneo, con el fondo serrano de Jaén y la Subbética de Córdoba. La zona es el escenario principal de las actividades del Club Deportivo de Pesca Continental Al-naura. Esta entidad es la responsable con la colaboración de la Alcaldía de Albendín de las iniciativas de adecuación y mejora del entorno, con la habilitación de aparcamientos, acceso a zonas de pesca, señalización, e instalación de otros equipamientos.
El embalse de Vadomojón es hoy día uno de los escenarios de pesca más importantes de la provincia de Córdoba, y en definitiva uno de los enclaves con mayor potencial de desarrollo y capacidad de generar riqueza en su entorno. Al-naura, con la colaboración de las instituciones locales y los distintos patrocinadores que participan en cada jornada, constituye un ejemplo claro de cómo poner en valor este recurso y promover un deporte en contacto directo con la naturaleza.

Las chozas de Albendín










Arriba en el empalme, en el cruce de la carretera provincial y la comarcal se localiza un conjunto de cuatro edificaciones de carácter militar, cobijo de cabreros y cazadores en el pasado, y hoy objeto de visita ocasional de buscadores de espárragos y alcaparrones: las chozas de Albendín, fortines, búnkers o casamatas de la guerra civil.





Cuatro edificaciones que se construyeron tras finalizar la campaña de la aceituna. Fue ésta una ofensiva planteada por Queipo de Llano que desde Baena llevó a la toma y control de la campiña cordobesa en el invierno de 1936. Tomada Baena por las tropas nacionalistas al mando del coronel Saénz de Buruaga el 28 de julio de 1936 y Luque tres días después, la actividad en la comarca sufre en receso al concentrarse todo el interés en el frente de Madrid. El 13 de diciembre de 1936 se inicia esta ofensiva que recibe el nombre del escenario sobre el que se desarrollará la toma de pueblos como Albendín (15), Valenzuela (19), Cañete de las Torres (19), Bujalance (20), Pedro Abad (22), Villa del Río y Montoro (24), Lopera (27) y Porcuna el 1 de enero de 1939.





Tras la estabilización del frente y terminada la campaña de la aceituna, los trabajos de control y vigilancia de la comarca se vieron intensificados con la construcción casamatas, búnkers o fortines situadas en puntos estratégicos de paso en prevención de posibles ataques de las fuerzas del gobierno de la República en Jaén. Es el caso de Albendín o Luque, en cuyos alrededores también podemos observar varias construcciones de estructura semejante, en este caso para el control del Ferrocarril y la carretera Córdoba-Granada.





Al conjunto de estas edificaciones se puede acceder sin dificultad desde el paraje conocido por la Fuente de el alcalde. Nos encontraremos con dos primeras fortificaciones que por sus características y tamaño de ventanas debieron servir más de control y vigilancia que de cobijo de armamento pesado, con una inscripción asociada a la fecha posible de construcción: 20 compañía-zapadores-1939. Coronando el cerro aparece una edificación similar que puede verse desde la carretera y otra complementaria de mayores dimensiones a modo de puesto de mando. Cruzando la carretera puede verse también las ruinas de otra fortificación, que con motivo de la ampliación de la carretera se desmanteló en los años ochenta.

A modo de presentación



Una iniciativa cultural

Hoy os presentamos un nuevo blog. Un espacio que hemos definido para el conocimiento y divulgación de la cultura y patrimonio de nuestro pueblo.

Sus contenidos responden a una necesidad de los autores de compartir con todos los interesados sus experiencias. Se muestra como una aportación a la sociedad amparada por el derecho y obligación de ser vecinos de Albendín que, sin ánimo de lucro ni cualquier otro tipo de interés personal, excepto el deseo de vivir en un entorno con mayores y mejores recursos culturales, desarrolla ideas o reflexiones que nacen desde una perspectiva personal, bajo una iniciativa propia ajena a cualquier partido político e independiente de otras propuestas que puedan presentar las agrupaciones o asociaciones culturales de carácter público o privado de Albendín.

Definir lo que entendemos por cultura puede ser tan complicado como delimitar lo relativo al campo de la ciudad, lo urbano de lo rural. Todos tenemos una idea intuitiva de lo que abarcan estos sustantivos, incluso podremos diferenciar con cierta claridad lo uno de lo otro, sin embargo, en pleno siglo XXI, en una época que supera tópicos típicos, de globalización, información y abierta, resulta más complicado el otorgar valores y oportunidad a uno u otro medio por encima del otro.

La ciudad se entiende como núcleo cultural por excelencia, punto de encuentro de actividades, vanguardia creativa, de oportunidades de formación e información continua, de difícil acceso desde el ámbito rural. Sin embargo, el pueblo, mantiene una serie de modos de hacer y saber que la ciudad pierde con la homogenización y masificación que impone el alquitrán y el hormigón. Ambos aspectos forman parte de lo que podemos entender por cultura.

La cultura que no es en si misma algo que podamos definir, más bien, es una consecuencia o resultado de un grupo de personas que se relacionan y transforman un medio físico y biológico que limita u ofrece oportunidades de vivir; y que se manifiesta en una serie de bienes materiales, muebles o inmuebles, y sobre todo, en una serie de hábitos, conocimiento y experiencia acumulada a lo largo del tiempo; en un patrimonio vivo, desde el pasado, en el presente y para el futuro.

La iniciativa tiene carácter cultural y se dirige a la comunidad, a grupos particulares definidos por su género, edad o aficiones, y a las personas. En definitiva, a todo aquel que quiera Personas aprender y conocer su territorio para encontrar nuevos recursos y oportunidades de desarrollo o bienestar, mejorar o simplemente sobrevivir. Grupos que deben relacionarse con otros sectores de la población o con otras comunidades que nos aporten nuevos conocimientos. Personas que deben reconocer y mantener en su caso los estilos de vida que se consideren correctos con nuestro concepto de calidad de vida, o personas que pueden generar nuevos comportamientos acordes con un marco social, institucional y económico que ofrece oportunidades de crecimiento y que evoluciona a lo largo del tiempo.

Albendín, pueblo abierto


A lo largo de esta aventura queremos abordar lo que entendemos como valores de la localidad de Albendín y su entorno inmediato. Son valores que desde el medio físico, naturaleza, ciudad, población y fiestas, muestran un pueblo abierto a sus habitantes, aquellos que de forma ocasional o en cada vacación ahora nos visitan, y a otros que reconociendo las ofertas de ocio y turismo del territorio, decidan marcar en el mapa de sus salidas y preferencias el pueblo de Albendín.

Medio físico. Agua, tierra y aire

Albendín es un pueblo abierto entre las Sierras del Sur de Jaén, la Subbética y la Campiña Cordobesa. Su tierras, entre monte y vega; sus aguas, unas saladas y otras dulces bajo tierra o corrientes en el Guadajoz; el sol del verano y el frío del invierno; marcan el ser y, sobre todo, el hacer de sus gentes.

Un marco mediterráneo del sur de la Península con influencia continental de la meseta. Un paisaje en altura que sierra la vega y la campiña del Guadajoz, de suelos fértiles entre macizos calizos que coronan lomas y llanos a pie de monte, y betas de yeso y sal; minerales que condimentan las aguas de un Guadajoz, salado ya en tiempos antiguos, Salsum flumen romano y ahora, atemperado con las aguas del embalse de Vadomojón.

Recursos hídricos. Corrientes, pozos y fuentes constituyen el patrimonio hidráulico de Albendín. El agua, unas veces escondida y otra abierta entre cauces anchos jalonados de taraje, es fuente romana, pozo o aljibe; mientras que arriba es rueda de álabes y cangilones, y ahora presa.

Relieve y edafología. Albendín es un pueblo de vega que se alza hacía el monte. La Vega con acequias de albaricoque, granados e higueras, se abre en la Campiña con el paisaje ondulado de las terrazas altas y grano de un Guadajoz, que aguas arriba emboca, entre un mar de olivos, las aguas serranas de Jaén y Córdoba. Del monte, la piedra y yeso de cantera; y la sal, de las aguas dulces que lavan la beta salobre de la tierra.

Climatología. En Albendín el sol calienta y a veces seca en verano; mientras que en primavera abre espigas y hace frutos, escondiendo un invierno que sin nieve, a veces trae un manto blanco de escarcha en el campo.

Flora y fauna

A poco que busquemos la tierra nos ofrece piedras que son restos fósiles de seres de otra Era, de erizos y conchas marinas del Primario, Secundario o el Terciario. Con el tiempo la tierra se pliega y el mar se llena de piedra y arena. Aparecen cauces y montes que cobijan una rica fauna y flora. El monte mediterráneo, que fuera extenso en otro tiempo, se extendía a lo largo de la comarca con encinas, chaparros y acebuches, rodeados de jaras, romero y tomillo. Luego vinieron las dehesas, y la roturación de un sistema del que aún todavía vemos en las proximidades de Albendín manchas bien conservadas en zonas elevadas, y solitarias encinas que calladas observan la transformación del paisaje.

Fósiles. Las terrazas del Guadajoz esconden las huellas de los seres que durante el pasado habitaron las aguas y fondo del mar. Equinodermos, bivalvos y otras especies se encuentran con facilidad entre tierras de olivar y en los cortes de las terrazas del Guadajoz.

Sistemas naturales. El Guadajoz es un río de vida que alberga una rica fauna acuática bajo sus aguas. Pejes que nombrara Madoz en su Geografía constituyen una ictiofauna dominada por barbos, con lampreíllas o colmillejas, bogas y cachuelos, que con la anguila, ya desaparecida, eran y son objeto de pesca y cazuela. El río está cubierto por sotos anchos de taraje, refugio y hábitat de una larga lista de mamíferos y aves. En el monte la diversidad sigue siendo alta en aquellas zonas, que consideradas erial, no han sido ocupadas por el arado.

Especies. La diversidad de especies en el entorno de Albendín es alta. Junto con un número importante de aves y mamíferos, la perdiz, la tórtola, la liebre y el conejo son piezas clave de una apasionante actividad cinegética, que se complementa con las posibilidades de pesca recreativa en las aguas del embalse de Vadomojón. En el monte, el tomillo y otras especies aromáticas son condimentos esenciales del aderezo de la aceituna y base para una farmacopea popular de caldos y aceites de hojas, tallos o raíces. En otras ocasiones el esparto y la vareta son la materia prima para el oficio del hacer cortaeras y capachas.

Agrosistemas. El poblamiento de la comarca del Guadajoz es antiguo. Desde el Paleolítico hasta nuestros días el hombre forma parte indivisible del paisaje, adaptándose a él en el pasado y transformándolo ahora generando nuevos sistemas agrarios llenos también de vida. Entre los frutales y cerca del soto, la diversidad de pájaros alcanza valores importantes. En el olivar, entre piedras y esparragueras no es difícil ver el lagarto ocelado, o los zorzales revolotear entre olivos. La campiña es el hábitat también de otras aves y especies importantes.

Ciudad

El origen del núcleo de Albendín debe buscarse en aquellos primeros grupos que de carácter nómada practicaban la caza y la pesca en las aguas y riberas del entorno. Con el neolítico llegaron los primeros asentamientos estables sobre las terrazas y valle del Guadajoz. Se encuentran también piezas de la Edad del Cobre y Bronce, hasta llegar a la época ibérica en la que surgen los poblados fortificados. No existen restos conocidos en el núcleo, aunque en sus proximidades aparecen varios de estos recintos como los descriptos, entre otros, en el Cerro de los Molinillos y Montecillo.

No tenemos noticias de lo que pudiera ser Albendín durante la romanización o la época visigoda. Las primeras citas conocidas de la población aparecen con la conquista de la campiña Cordobesa por Fernando III. Su fortaleza o cualquier otro vestigio de la época queda todavía por descubrir.

Terrazas del Guadajoz. Sobre las terrazas del Guadajoz se localizan restos y yacimientos de los primeros asentamientos que a largo de la historia pudieran ser la base del actual Albendín.

El Montecillo. Valverde y Perales presenta el Montecillo como el primer asentamiento conocido de Albendín. El poblado fortificado, coronado por la Torre del Montesillo o Torre Morana, es según el autor el núcleo original de Albendín, cuyos moradores, tras abandonarlo establecen un nuevo asentamiento en la vega del Guadajoz. Otros autores ponen en duda esta teoría, habida cuenta del los restos encontrados en el entorno del actual Albendín, y sobre todo su proximidad, a otro asentamiento de mayor importancia: El cerro de los Molinillos.

Los Molinillos. En el cerro y en el entorno de los Molinillos se encuentran numerosas restos de lo que fuera un gran poblado fortificado, de gran importancia posterior durante la romanización. Constituye uno de los yacimientos más importantes del municipio, y posiblemente una de las piezas clave para establecer el origen e historia de Albendín.

Edad Media. Poco conocemos también de lo sería Albendín durante el período musulmán. Con la llegada de los árabes núcleos como el Minguillar, Montesillo y Molinillos quedaron deshabitados. Estos grandes núcleos dieron paso a pequeñas explotaciones rurales entorno al Guadajoz. Sin embargo la toma de Albendín ya en el siglo XVIII y las crónicas de la época señalarían una plaza de cierta importancia y situación estratégica, puerta abierta entre los reinos de Córdoba, Jaén y Granada.

Albendín y territorio. Con la reorganización administrativa del siglo XIX, Albendín pertenece a Baena, un municipio que desde 1993 lidera la Mancomunidad del Guadajoz-Campiña Este de Córdoba, territorio que desde Córdoba se une a Jaén y Granada. Comarca y capitales andaluces que otorgan a Albendín una posición privilegiada en la organización del Sistema de ciudades de Andalucía.

Crecimiento del núcleo de población. Desde aquellas primeras viviendas entorno a la fortaleza, ermita y luego parroquia, el núcleo crece hasta el límite impuesto por las crecidas del Guadajoz y se expande hacía zonas más elevadas. Con el Plan General de Ordenación Urbana del Municipio se define la configuración de su espacio urbano, delimitando zonas de crecimiento y diferentes usos del suelo.

Población

El medio físico, sus recursos y limitaciones han moldeado el ser y modo de hacer de los habitantes que a lo largo de su historia poblaron Albendín.

Primeros pobladores. Durante el Paleolítico Inferior aparecieron los primeros cantos trabajados, que durante el Paleolítico Medio y Superior se fueron diversificando y especializando. Los homínidos del Paleolítico fueron nómadas, con una economía basada en la caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Vivían en cuevas o al aire libre cerca del Guadajoz.
Durante el neolítico se inicia una economía de producción basada en la agricultura y ganadería. Se mejora el pulimento de la piedra, aparece la cerámica y los primeros telas confeccionadas con lino, esparto o lana. Durante el calcolítico o Edad del Cobre aparece la metalurgia que va generando la aparición de útiles cinceles, puñales o puntas de flecha. LA metalurgia avanza con aleación de metales como el cobre y el estaño que dará nombre la Edad del Bronce.
Los núcleos de población se van consolidando y se amurallan consecuencia de la inestabilidad y rivalidad tribal. La población indígena entra en contacto con otras culturas orientales y se enriquece con la escritura, la metalurgia del hierro y el torno alfarero. Durante este periodo orientalizante proliferan en la Campiña un gran número pequeños asentamientos de carácter rústico articulados entorno a grandes poblados amurrados como el Cerro de los Molinillos.

Íberos. Los íberos vivían en poblados fortificados, con una base de existencia agraria y ganadera, con un sector textil en auge del que se encuentran las fusayolas o pesos del telar. El arte ibérico nos dejó cerámicas pintadas creaciones escultóricas, la toréutica y la coroplastia.
Con la romanización las poblaciones indígenas se articulan en la maquinaria del Estado e Imperio Romano, generando una cultura íbero-romana de características propias.
Con la crisis del Imperio la cultura romana evoluciona hacia una ruralización que trajo la aparición de numerosas villas romanas a lo largo de todo el territorio.

Visigodos. Los visigodos se asentaron en estos núcleos romanos y levantaron un número importante de iglesias rurales que tuvieron una clara función religiosa y cultural. Dice la leyenda que de camino al Concilio de Trento siete Obispos se reunieron en Albendín, de ahí el sobrenombre de Roma la Chica con el que también se conoce al pueblo. Sin embargo, difícilmente podemos entender tal hecho dado que la ruta hacia Trento llevaría a estas Autoridades por vías y rutas distintas, a no ser que, siendo cierta la leyenda, no fuera Trento sino el Concilio de Elvira en Granada el objeto de su viaje.

Al-Andalus. No tenemos conocimiento de noticias relativas a Albendín durante la época musulmana. Su nombre indica claramente su vinculación a este período de la historia, aunque no existe un consenso claro en el significado de Albendín, en el que unos apuntan hacía una traducción literal como El Hijo de la Religión, mientras que otros señalan una derivación del termino Albenda (El estandarte), e incluso del termino Benalif, nombre asociado a un molino situado en Brincas.

Reconquista. Tras la toma de Albendín por Fernando III, aparece el Señorío de Albendín, que tras distintos avatares de repartos y recolonización, llegará hasta el siglo XIX en el que Albendín formará parte del nuevo orden municipal del territorio, quedando adscrito al término de Baena. Durante la edad media la base de desarrollo gira en torno al cereal y la huerta, siendo escasos los olivares del entorno cercano de Albendín, con un monte cerrado y dehesas hacia el Montecillo. En la huerta los cultivos premusulmanes se mezclarían con las nuevas especies fomentadas por los árabes.

Dinámica poblacional. En la actualidad Albendín cuenta con unos 1400 habitantes estructurada en clases de edad que responden una dinámica poblacional tipo del poblamiento reciente de la Campiña, en el que fenómeno migratorio ha llevado a momentos en masa hacia distintas capitales de la península y, recientemente, a otros países de Europa.

Tradición

Arraigadas en un amplio entorno cultural y religioso, Albendín ofrece fiestas y eventos de gran interés. Unas de origen pagano reconvertidas a lo religioso, y otras materialización de un arte y ser popular de su gente.

Semana Santa. Hablar de Semana Santa en Albendín es hablar de cultura de un pueblo abierto a los vaivenes caprichosos de la historia. Íberos, romanos, visigodos, pueblos de África y cristianos llegan y pasan por Albendín dejando su huella en la tierra, en el agua y en las gentes que vivieron y viven alrededor del Guadajoz. La devoción a la Madre Tierra, Dioses, Cristo y Profeta han formado parte de la cultura de estos pueblos; aspectos religiosos muchas veces compartidos; mezcla, en todo caso, de lo que consideramos pagano o santo, formas de sentir respetadas y adaptadas con el tiempo por las gentes del poblado, la villa o el pueblo. En el siglo XVI con el Concilio de Trento se configuran los signos que con el tiempo marcarán la idiosincrasia de nuestra Semana Santa.

Otras fiestas. En un contexto religioso aparecen también otras fiestas de Albendín como la Candelaria, la Aurora, las Romería de la Virgen de Fátima, las Cruces de Mayo y el Corpus Christi.

Fiestas Mayores. Albendín se viste de fiesta en verano. La Virgen de Agosto precede a la Feria Real de Septiembre. Una arriba en el cerro y otro junto a la rueda y orillas del Guadajoz ofrecen buenos ratos de ocio y diversión.

Música, literatura y pintura. No es Albendín cuna de grandes artistas o escritores, pero sí de un cancionero, poemario y lienzo popular de sus gentes.

Casa de la cultura (teatro popular). En la actualidad la casa de la cultura reúne y concentra una oferta cultural basada en la participación popular. De arraigada tradición cuenta Albendín con actores que divulgaron sainetes y entremeses populares, así como cantaores de relevancia que entre huertas y eras marcaron el propio estilo y compás de los cantes de acequia, trillo y ventero.

Albendín, algo auténtico y natural

Queremos trabajar con una idea común: ALBENDÍN, PUEBLO ABIERTO. Con ésta se pretende en primer lugar abrir a los albendilenses su propia historia e idiosincrasia, y en segundo lugar, promocionar los valores de una oferta de ocio y turismo rural de primera magnitud acorde con una demanda exterior creciente que exige un tipo de vida diferente, un acercamiento a la naturaleza y formas de vida tradicionales, un contacto con la gente popular. En definitiva, algo auténtico y natural.

Ojalá lo consigamos.

domingo, 10 de enero de 2010

Gélida tarde de invierno
Redonda del Almendral,
antaño mirador de huertas,
hoy un inmenso olivar.
Olivar y codicia humana,
se llevaron del lugar
el alma del hortelano,
la noria, la acequia, el caz...