viernes, 16 de abril de 2010

La construcción de una noria fluvial

El tema de las ruedas y norias se aborda en este blog de forma recurrente por su especial contribución al patrimonio cultural de Albendín. La entrada de hoy profundiza en este patrimonio desde un punto de vista inmaterial o intangible. Lo que hoy presentamos no es tanto los detalles y elementos estructurales de una rueda, como lo que entraña su construcción, un trabajo, oficio o arte que contribuye de forma significativa a ese otro patrimonio etnográfico de saber hacer que define la propia identidad de un pueblo.

En el ámbito del proyecto europeo LIFE Guadajoz tuve el placer de conocer a Juan Antonio y Francisco Hinojosa con motivo de su colaboración en la construcción de la noria del Puente de Piedra de Baena. De su mano entré de lleno en el oficio del aladrero, y aprendí la jerga o mejor dicho la poesía de la noria. Masa, tabaque, berlinga, madrina, dornajo, motillo, ladrón y boquerón, son ejemplos de algunos de los términos que definen las piezas de nuestra rueda. De ellos daremos cuenta en una próxima entrada. Ahora veamos como de la caña y el metro, el aladrero calcula la noria, y luego de la madera crea cada uno de los elementos de la rueda.
Una de las actuaciones más relevantes del Programa LIFE Guadajoz fue la construcción de una noria en el paraje del Puente de Piedra de Baena. Fruto del seguimiento que hicimos de este trabajo podemos contar con un archivo fotográfico de carácter singular y, que sepamos, único en Andalucía. De este seguimiento os mostramos algunas de las imágenes que ilustran el proceso de construcción.
La primera imagen os presenta la terraza inferior donde se localizaría la noria con la idea de dotar al paraje y futuro parque fluvial del Puente de Piedra de un elemento singular de referencia. El agua de la noria alimentaría un canal interior que rompería la homogeneidad de la masa de eucaliptos inicial y devolvería el agua al cauce del Guadajoz, aguas abajo de la parcela. Con la ayuda de un par de cañas y una cinta métrica, Juan Antonio, levantó la topografía del terreno incluyendo las cotas del cauce del río, terrazas, y punto de embocadura del canal. A partir de este levantamiento topográfico “artesanal” se establecieron las dimensiones de la rueda, así como la caja y el caz.



Una vez finalizada la caja se procedió a realizar la base de la noria mediante un encofrado sobre el que establecer los dos pilares de sujeción de la rueda, los caballos, en este caso, también de hormigón, a diferencia de otras norias antiguas en las que eran de madera o en el mejor de los casos muretes de piedra. Sobre los caballos se coloca la mesa y contramesa (si fuera necesario) en la que se situará cada una de las palomillas en las que girará la masa o eje de la rueda.


Sin duda, uno de los elementos más importantes de la noria es la masa. Su construcción se realiza en madera de encina por su resistencia. La de esta noria se realizo a partir de una de las ramas de una encina centenaria de la que tuvimos noticia de su caída en Nueva Carteya. La siguientes imágenes dan muestra de sus dimensiones y del trabajo de Juan Antonio. La encina, puede verse como monumento en la salida de Carteya a Cabra.



Instalada la masa, se comienza la inserción de los cuartos y radios de la rueda, así como los elementos de sujeción longitudinal como el tabaque, madrinas y cuñas, o circular como las vueltas de cinta. Sobre los radios y motillos se colocan los álabes que con la fuerza de la corriente origina el movimiento de la rueda. Atravesando los álabes se coloca el encañado, estructura fundamental para fijar los cangilones.



Sobre las berlingas se sujeta el dornajo de derrame y dornajo manga que conduce el agua a la matrinche que distribuirá el agua hacia el canal.





Junto con el levantamiento de la rueda, se procedió a la apertura y encofrado del caz, canal que conduce el agua del cauce principal hacia la rueda. Con objeto de elevar la lámina de agua y permitir su embocadura al caz, antiguamente se construían atajeas o pequeños diques (azudas). En nuestro caso decidimos instalar un pequeño deflector que desviara la corriente principal sin interrumpir la continuidad del río. La cantidad de agua entrante, y por tanto la velocidad de rotación de la rueda se realiza mediante un pequeño canal de derivación o ladrón, y la compuerta de entrada a la caja.





En condiciones normales, la obra quedaría así terminada, pero desgraciadamente, durante su construcción la noria sufrió varias agresiones, con lo que tuvimos que instalar una valla de protección, que también recogemos aquí para llamar la atención de las autoridades y la ciudadanía sobre la necesidad de proteger y educar a nuestros hijos de la importancia de este patrimonio.

La intervención no quedó terminada hasta completar los trabajos de protección y estabilización de taludes como os mostramos en la siguiente serie de imágenes.


Para terminar, mi agradecimiento a todos los que participaron en la obra, así como a la Mancomunidad del Guadajoz-Campiña Este de Córdoba por su financiación, y de forma particular a Juan Antonio Hinojosa Reyes, maestro aladrero y artesano del Guadajoz, y a su hijo Francisco Hinojosa Leiva, tradición renovada, por todos los momentos vividos y los conocimientos transmitidos.

2 comentarios:

María Dolores dijo...

Estoy leyendo Azafrán, de García Marín. Uno de los capítulos transcurre en las misma zona en la que se ha construido esta preciosa noria. El vocabulario utilizado para describir una construcción pareja es muy similar al que se emplea aquí. Ha sido estupendo poder comprender con imágenes lo que había dibujado en mi mente durante la lectura de tan magnífico libro. Felicidades por el blog.

ADLT dijo...

Gracias por tu comentario. Tuve el placer y el privilegio de enseñar a José Manuel los lugares y artilugios de nuestra comarca. Me consta que de los paseos por el campo y sus notas nacieron los textos sobre nuestra comarca, pero sobre todo las sensaciones que despiertan su descripciónes, el ruido del agua o el perfume salado del taraje.

EN el blog incluimos en su día la correspondiente entrada a Azafrán.
P.D. Si te gustó esta novela, tambien te gustará la siguiente de Jose Manuel, La escalera del Agua.