viernes, 16 de diciembre de 2011

Oro blanco de la campiña. Salinas de Albendín y Baena

Del pasado marino del territorio y los caprichos del plegamiento alpino, la sal fluye por la mayoría de nuestros arroyos y ríos. Salsum es el nombre que dieron los romanos al Guadajoz, y salado es el calificativo más frecuente de nuestros arroyos. La sal como el agua y el aire, es un elemento indispensable para la vida, lleno de tradiciones y supersticiones, fuente de riqueza y poder, oro blanco antiguo entre tanto mar de olivos y trigo.

Salsum flumen. Río Guadajoz
El aprovechamiento de la sal es tan viejo como la humanidad. Se utiliza de miles de formas, en la alimentación, en la industria, la agricultura o la ganadería. La sal fue mercancía, como el tabaco y el papel timbrado, objeto de estanco, sujeta al control estatal o señorial como se recoge en las ordenanzas de la Villa de Baena [1].


Salinas de Cuesra Paloma. Diciembre 2011
Igual que de nuestro cuerpo, forma parte de nuestra cultura. Seguramente los habitantes de Torreparedones, colocarían un poco de sal en los labios de los recién nacidos para protegerlos, y quién sabe si sus primeros moradores, antes de rendirse con sus exvotos ante la diosa en el santuario, rendían culto a la sal como se hacía en el litoral gaditano antes de la llegada de los fenicios [2].

Diciembre 2011
Del municipio de Baena, las salinas más conocidas son las de Cuesta Paloma. Son las únicas que aparecen en los inventarios del siglo XIX como el de Josef Pinilla en 1825 [3] o en la entrada sobre Baena del Diccionario de Pascual Madoz [4]. Su producción de 6.462 fanegas superaba a la de otras salinas interiores de Córdoba como las del Arroyo Algarve y Jarales, pero estaba lejos de las 29.088 de las salinas de Duernas. Es también la única que aparece en la cartografía de 1899, incluyendo sus dos conjuntos de piletas y la noria correspondiente que las alimentaba.

Salina de Cuesta Paloma. Diciembre 2011
Junto con las de Cuesta Paloma, tres salinas más del municipio se incluyen en el inventario de que presenta la Consejería de Medio Ambiente en su monografía sobre Salinas Andaluzas (2004), las del Puente de Albendín, Tejas Colaradas y las del Cucarrón. A nivel provincial, estas salinas forman parte de las 22 inventariadas en Córdoba [5].

Cuesta Paloma. Detalle. Diciembre 2011
ANJHARA GÓMEZ ARAGÓN cita cuatro salinas más para Baena [6]: las del Granaillo, Rincón del Muerto, Roblizas y las del Justo. De estas 8 salinas, frente a los valores históricos de Cuesta Paloma, destaca la importancia cultural y etnográfica de las Salinas del Puente y Tejas Coloradas [7], los únicos aprovechamientos que en pleno siglo XXI mantienen un sistema de producción salinera artesanal que de no ser por el compromiso y esfuerzo personal de sus propietarios habría desaparecido del territorio y lo que es peor, de nuestra memoria.

Salinas de Tejas Colaradas [7]
De las salinas de Tejas Coloradas y Cuesta Paloma, hablamos, como de otras tantas cosas, con motivo de los caminos de Torreparedones [8]. En próximas entradas ampliaremos la información sobre su origen y daremos algunos detalles de su estado de conservación como en el caso de otras salinas del municipio. Sin embargo, no podemos terminar esta primera entrada sin pararnos un poco en la salina de Albendín.

Salinas de Tejas Coloradas [7]
La Salina se encuentra muy cerca del núcleo de Albendín, a unos pocos metros del puente sobre el Guadajoz, un cruce de caminos tradicional, el de Castro o de Jaén (vereda del Guadajoz) con el de Santiago, muy cerca del Pozo de la Plata [9]. A la lista de sus valores, ya comentados de carácter etnográfico y cultural, se unen otros de carácter histórico y potencial arqueológico que la diferencian del resto de las salinas de Baena.

Salinas de Albendín (http://www.baena.es/)
De acuerdo con la tipología propuesta por TOMÁS QUESADA para las salinas de interior de Andalucía oriental [10], la del Puente pertenecería como el resto del municipio a un grupo de salinas de campiña situadas por debajo de los 600 m de altitud situadas en espacios abiertos en torno a diversos arroyos del Guadajoz. Sin embargo, su posición respecto al arroyo que las alimenta las diferencia de otras salinas de mayor extensión y en espacios abiertos. De acuerdo con ÁNGEL RODRIGUEZ AGUILERA [11], la salina del Albendín está formada por formada por tres aterrazamientos sobre el arroyo Valdehocinos, con un pozo de captación de agua salobre y un total de 30 piletas de decantación de unos 6,60 m por 6,90, y una alberca calentador rectangular de 11,10 m por 10,60.

Salinas de Albendín [7]
Es este último autor el que también ofrece otra característica singular de esta salina. En alguna ocasión nos hemos referido en esta blog a la relación de Albendín con la Orden de Calatrava [12]. En este contexto se nos presenta la salina de Valdetocinos como un aprovechamiento semejante a otras salinas del reino de Jaén, como las de Valdeutiel, Marchagayuelo y Pelpite, en explotación desde el siglo X-XI, bajo la tutela de la Orden en tiempos de reconquista, y arrendadas en 1515 a Pedro de la Lança.

Salinas de Albendín [7]
Son éstos datos singulares que hacen de esta salina un elemento del patrimonio local a proteger, entre otros, por su valor histórico y, posiblemente, una pieza clave que aporte nuevos datos sobre el origen del núcleo de población y el poblamiento de la campiña como en otros casos [13,14]. Situada junto Albendín y a escasos metros de varios yacimientos arqueológicos de distintas épocas (prerromana, romana y Edad Media), Ángel Rodríguez señala la posibilidad de la existencia de un aprovechamiento más antiguo en la a la vista de la abundancia de restos y guijarros en la margen izquierda del arroyo.


Ojalá que estos datos que os presentamos sirvan también para animar a las administraciones competentes a profundizar en nuevos estudios, a proteger y fomentar un elemento singular del territorio con gran potencial didáctico, educativo y ambiental como lo demuestran otras experiencias de recuperación y puesta en valor de salinas cercanas como la de Zabayas en Priego.

[1] VALVERDE Y PERALES, F. (1907). Antiguas ordenanzas de la Villa de Baena. Siglo XV y XVI. Edición de 1998 (Ayuntamiento de Baena). Ordenanzas de las salinas (693-698 pp).

[2] MONTERO SANDOVAL, J.M. (2004). Prólogo. En Salinas de Andalucía. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía.

[3] TORREJÓN CHAVES, J. (2004). La sal, renta estancada. En Salinas de Andalucía. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía.

[4] MADOZ, P. (1806-1870). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo III, [Arra-Barcelona]. BAENA (287-292 pp).

[5] MORENO ARROYO, B.; CASTRO LUQUE, A. (2004). Las salinas de Córdoba. En Salinas de Andalucía. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía.

[6] GÓMEZ ARAGÓN, A. (2010). Salinas de interior en Baena. Revista ph. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 76: 63.

[7] http://www.cosasdeandalucia.com/web/index.php/identidad-topmenu-48/sede-identidad-topmenu-50/700.html

[8] http://albendindesdelatorre.blogspot.com/2011/12/caminos-de-torreparedones-1.html

[9] http://albendindesdelatorre.blogspot.com/2011/12/agua-y-camino-el-pozo-de-la-plata.html

[10] QUESADA, T. (1996). Las salinas de interior de Andalucía Oriental: Ensayo de Tipología. II Coloquio Historia y Medio Físico. Agricultura y regadío en al-Andaluz.

[11] RODRÍGUEZ AGUILERA, A. Las salinas del reino de Jaén en la Edad Media y Moderna. http://www.gespad.com/

[12] http://albendindesdelatorre.blogspot.com/2010/03/albendin-nuevas-ideas-sobre-su-origen-e.html

[13] MALPICA CUELLO, A. (2005). La sal en al-Andalus. Poblamiento y explotación de los recursos salineros. I Seminário internacional sobre o sal portugués. Instituto de Historia Mododerna da Universidade do Porto, p. 257-277.

[14] MALPICA CUELLO, A.; GARCÍA-CONTRERAS RUIZ, G. (2009). Asentamiento y explotación de la sal en el valle del Salado y la zona de Sigüenza en época altomedieval. En la España Medieval 32: 295-324.

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