A principios del siglo XX el Puente de Piedra era la única estructura estable de paso entre las dos orillas del Guadajoz en el entorno de Baena. Valverde y Perales en su Historia de la Villa nos habla de la existencia desde tiempos antiguos de tres pontones de madera, uno en el camino de Jaén, otro en Albendín y el tercero en el camino de Baena a Cañete.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el único puente digno de mención era el que se construyó en 1795, y que ha llegado a nuestro días como el Puente de Piedra de Baena. Con posterioridad se construyeron otros como el de Albendín que fue destruido durante la guerra civil poco tiempo después de su inauguración. Más tarde aparecerían los puentes del Palomar en la carretera de Fuentidueña y los de Albendín: el de piedra aguas abajo en torno a la Ermita de la Virgen de Fátima, y el de la carretera de Martos.
A falta de puentes, existía un buen número de vados que permitían el paso aprovechando tramos del río más someros o estructuras temporales que ofrecerían cierta seguridad. Aguas arriba del Albendín, hoy ocultos bajo las aguas del embalse de Vadomojón, varios caminos llegaban a pie de río, y aunque no figuran en las fuentes cartográficas consultadas (hoja 967 de Baena de 1905 y la 945 de Castro del río de 1899) no sería extraño que tuvieran pequeños puentes de madera o tramos fácilmente vadeables. Algunos de estos caminos son los de la Eneilla, Cardera, El Caballo y El Doncellar por la margen izquierda del Guadajoz; y Cardera o de Castro a Alcaudete, y el de las Lanchuelas.
Aguas abajo de la presa actual, por la margen izquierda aparece el camino de Panilla que cruzaba el de Luque para llegar al cortijo de Vadomojón y a la huerta de la Panilla. Aguas abajo desde Baena alcanzaba el río el camino de Jaén, aunque se sabe de la existencia de un pontón, el nombre del paraje y cortijo de Vadojaén no deja dudas sobre su origen.
Ya en Albendín dos vados permitían pasar a la orilla derecha. Uno aguas arriba del puente actual que ha sido utilizado hasta hace poco como paso de mulas hacia las huertas del Taraje Gordo o Paticas, y el situado más abajo, frente al Cortijo del Vado Bajo, hoy Cortijo Bajo.
Seguimos río abajo, y de nuevo en otro cruce de caminos, nuevos vados, el primero del que tomaría el nombre el Cortijo de Vadofresno y el segundo el que aprovecharía la presa del molino de Brincas o fábrica de Harinas de San Juan. Seguimos río abajo hasta el vado de Venta Genil que cruza un nuevo camino, hoy vía pecuaria de Baena a Valenzuela, que hacia el cortijo del Alférez enlaza con la vereda del Guadajoz y el cordel de Córdoba a Jaén.
En el actual puente del Palomar, sobre la carreta de Fuentiduela, antiguo camino de Peñarrubia, se cruzaría también el Guadajoz por el vado correspondiente. Unos 2 km aguas abajo el Cortijo del Vado de las Estacas nos indicaría la presencia de otro paso, próximo a la Huerta y Cortijo de los Mármoles, cerca ya del Puente de Piedra.
Del Puente al camino del molino, que bien podría facilitar el paso hacia la otra orilla para llegar al Cortijo de de la Ramira aguas arriba, o al vado de las salinas, actual puente de la Maturra hacia abajo, ya comentado en la entrada correspondiente a los caminos de Torrepardeones. En esa misma entrada hablamos del camino de las Alberquillas, vía que también cruzaba el Guadajoz antes de llegar a Iscar.
Río abajo, a su paso por el municipio de Castro del Río, no se registran nuevos vados. Quizás la presencia de los azudes y molinos facilitaría el paso sin ningún tipo de estructura adicional como en el molino de Albendín aguas arriba.
Durante 100 años de historia, nuevos puentes y mayor capacidad de desplazamiento, los vados tradicionales irán perdiendo su función. La toponimia local y los mayores nos recuerdan su uso y su importancia en el pasado. Como elementos de nuestra cultura no deberían olvidarse. No sería complicado recuperarlos como puntos emblemáticos de dos de los elementos más importantes de nuestro patrimonio, el río Guadajoz y lo caminos tradicionales de nuestro entorno.
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