Las estrategias de desarrollo rural incluyen el
despoblamiento del territorio como problema prioritario a tratar desde
diferentes ámbitos complementarios y por tanto necesarios. La creación o mejora
de las infraestructuras y servicios, diferentes actuaciones de fomento de la
natalidad o la inmigración, o la creación y mejora de la actividad económica, centran
la atención de los diferentes planes, programas y proyectos de desarrollo
local. Sin embargo, tras muchos años de “desarrollo” las cifras hablan por sí
mismas. El envejecimiento de la población, el descenso de la natalidad y la
emigración siguen disminuyendo el tamaño de la población de buena parte del
mundo rural.
Albendín, como núcleo de población rural, es un ejemplo más de
un problema general que afecta a muchas localidades y municipios de Andalucía.
En el entorno de Albendín, localidades como Valenzuela, Espejo o Castro del
Río, han sufrido una pérdida significativa de población, mientras que otras
como Baena o Llano del Espinar, muestran un ligero incremento. No es objeto de
esta entrada explicar la dinámica poblacional de la comarca del Guadajoz, ni
siquiera la de Albendín. Simplemente queremos llamar la atención de algo que
años tras año se nos antoja como un problema importante y serio para el
desarrollo de la localidad.
Nos centramos en los datos de población publicados por el
instituto andaluz de estadística entre 1991 y 2013, incorporando el último dato
de 2014 desde el Instituto Nacional. Sin entrar en detalles, las cifras que se
presentan recogen la población del Padrón con referencia a uno de enero de cada
año. El Padrón de un municipio es registro administrativo donde constan sus
vecinos, como prueba residencia en el municipio y domicilio habitual en el
mismo.
En 1991, Albendín contaba con una población de 1555
habitantes. Poco más de los 1535 de Valenzuela, pero lejos de los 17.928 de
Baena, los 7963 de Castro, y los 5686 y 5074 de Nueva Carteya y Espejo. Durante
los 10 años siguientes la población desciende de forma significativa a los 1437
habitantes. Aunque con algunas tasas de crecimiento anual positivo durante los
primeros años del nuevo siglo, la pérdida de población continúa con valores en
torno a un 0,18%, para alcanzar valores superiores en los últimos cinco años de
1,43% y un máximo de un 3,53% en 2012, hasta llegar a los 1302 habitantes en
2014.
Cambios en la población muy similares, e incluso más
acusados, ocurren en Valenzuela que llega a perder un 32,90% de la población de
una cifra inicial muy similar en 1991. Tampoco escapan a esta tendencia regresiva
localidades mayores como Espejo con un 46,06%, y en menor medida, Nueva Carteya
(4,04%) y Castro del Río (5,26%). Solo Baena y Llano del Espinar, presentan un
crecimiento positivo de un 2,33% y 8,58% respectivamente.
Estas son los datos, duros y fríos, que en el marco de una
dinámica compartida con el medio rural de su entorno, hacen de Albendín un
pueblo más con dificultades para incrementar el valor más importante de un
territorio, su población, e impulsar así el motor de todo desarrollo, su
capital humano.
Si queremos romper esta tendencia, y cuanto menos frenar el
descenso, ahora es el momento de la reflexión y en su caso la puesta en marcha
de nuevas medidas que hagan de Albendín un pueblo abierto donde iniciar nuevos
proyectos de vida, crecimiento y desarrollo. Ojalá que entre todos lo
consigamos.