sábado, 6 de marzo de 2010

¿Noria o rueda de Albendín?



Hipótesis sobre el origen de las norias del Guadajoz


La gente de Albendín hablamos de la rueda o la noria del parque, así como hablarían nuestros mayores de las 22 norias o ruedas en el entorno de nuestro pueblo, de las que pronto os daremos noticias.



La palabra rueda, viene del latina rota, pieza mecánica en forma de disco que gira alrededor de un eje (Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua). Noria tiene su origen en el términos árabes na‘úra, y nā‘ūrah (máquina compuesta de dos grandes ruedas engranadas que, mediante cangilones, sube el agua de los pozos, acequias, etc., RAE).



Ruedas serían los ingenios elevadores de agua que describiera Vitruvio utilizadas en las minas pero también para el abastecimiento de agua como se pone de manifiesto en algunos trabajos arqueológicos en el levante. Julio Caro Baroja (1) otorga al mundo árabe la difusión de esta rotas, y la creación de las norias de tiro o sangre como era la noria de Panillas situada aguas abajo de la actual presa de Vadomojón. Para este autor, la tipología de las ruedas nos indicaría su posible origen. Así, la rueda romana más común (Figura 1), se diferencia de típica rueda árabe antigua (Figura 2), con travesaños que formaban cuadriláteros inscritos, pentágonos y estrellas de ocho puntas (Figura 3). La forma típica de muchas de las ruedas más moderas (Figura 4) seguiría la tradición romana, otras, coma algunas de la ruedas del Genil tendrían una un diseño o tradición mixta (Figura 5).
El diseño de la actual rueda de Albendín se acercaría al tipo romano propuesto por Caro Baroja (Figura 6), y estaría de acuerdo a la importancia de lo romano en nuestro entorno, con abundantes restos de infraestructura hidráulica romana, como os informaremos en próximas entradas.

Sin embargo, para la mayoría de los autores, el origen árabe de las ruedas o norias es indudable, y como señala Ricardo Córdoba (2), la evolución de la rueda árabe se caracteriza por una romanización dada por una simplificación, incorporación de vueltas de cinta y eliminación de los travesaños.

Si consideraos el habla como fuente de conocimiento y estudio de la historia, el origen romano de la rueda de Albendín también estaría de acuerdo al uso más frecuente entre la población del término rueda que el de noria; así, por ejemplo, se habla de Juan el de las ruedas, cuando nos referimos a este maestro que, igual que Juan Antonio Hinojosa, hacía y arreglaba las ruedas que jalonaban el Guadajoz desde a Albendín a Castro.




Más términos romanos. Se habla de cangilones o de arcaduces para definir el recipiente que adosados a la rueda o noria llevaban el agua desde el caz al dornajo. En Albendín utilizamos el término cangilón más que el de arcaduz. Este se deriva del término latino congius que nombraba una vasija de unos tres litros de capacidad (1/8 de las ánforas romanas) (3). El término arcaduz tiene su origen en el griego Kadós (jarro) y árabe (gadûs) (4).
En próximas entradas ampliaremos estas ideas y os ofreceremos datos y detalles de las ruedas de Albendín.








(1) CARO BAROJA, JULIO (1995). Historia de los Molinos de viento, ruedas hidráulicas y norias. IDEA, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. 333 pp.
(2) CORDOBA DE LA LLAVE (1996). Tecnología de las norias fluviales de tradición islámica en la provincia de Córdoba. II Coloquio Historia y Medio Físico. Agricultura y regadío en la provincia de al-Andalus. Almería.
(3) GUITIERREZ LLORET, SONIA (1995). El aprovechamiento agrícola de las zonas húmedas: la introducción del arcaduz en el sureste de Al-Andalus (siglos VIII y IX). Coloquio Historia y Medio Físico (Agricultura y regadío en Al-Andalus, Síntesis y problemas), Almería.
(4) http://365palabras.blogspot.com/2009/08/arcaduz.htm

miércoles, 3 de marzo de 2010

Azafrán






Seguimos con nuestra búsqueda de Albendín en los mundos de la historia, la religión o, como hoy, la literatura. Os presentamos un libro apasionante, especial para el que escribe, no sólo por hablar de nuestro pueblo y entorno, o por haber sido guía del autor a lo largo del camino e historia que nos presenta entre Córdoba y Albendín, lo es sobre todo por ser amigo de José Manuel. Recuerdo el viaje por tierras del Guadajoz, paradas a pie de río en Ategua, Espejo, Castro y Albendín, a la sombra de los tarajes, o bajo el sol de la campiña, y por supuesto, la noria.


Azafrán es una novela que recoge una historia, pero sobre todo un camino en días de reconquista, a poco de la toma de Albendín y la de otros pueblos del entorno por el rey Santo, San Fernando. Tal y como reza en la presentación corre el año 1252 y Mukhtar ben Saleh, un maestro musulmán hastiado de los rigores del poder cristiano, decide abandonar su pueblecito andaluz en busca de un lugar en el que pueda vivir entre sus iguales.
José Manuel García Marín (http://josemanuelgarciamarin.blogia.com/) nos cuenta un viaje apasionante entre Ishbiliya y Gharnata, en el que Albendín aparece ya como conquista cristiana, aunque pueblo asociado a una de las encomiendas de la orden de Calatrava en el molino de Benifanin.


El autor describe el paisaje de la campiña y habla de tarajes, colores y olores de riberas y campiñas, pero sin duda, es la descripción de la noria una de las que más sensaciones despierta. Berlingas, dornajos o arcaduces, son palabras de las hablaremos en su día, y que trasmitidas al autor, toman vida en su novela. Permitirme que sólo os traiga aquí un pequeño fragmento del texto, uno que define y siente la noria de forma muy particular:


Engranaje perfecto de madera, barro y agua, fundidos de tan intimo modo que se enreda la causa con el efecto y vacilamos sobre quién establece el ritmo, si el río o la noria. La misma falacia que comete el hombre con la vida, quien siendo noria, cree ser agua.

Siguen más referencia al Albendín, una sobre la delimitación del término, y otra, de nuevo magnifica, sobre los siete Obispos y Ermita de Albendín, ejemplos perfectos del ejercicio de novelar lo histórico y la leyenda. Adrede, no incluyo más texto del libro. Mi intención no es otra que la animaros a su lectura y disfrute como así lo hice conforme la noria empezó a girar en las palabras de José Manuel, y luego ver el final del camino.

Piragüismo en el Guadajoz

Seguimos recopilando información, textos e imágenes, y cuantas referencias hablen de Albendín. Nuestra idea es la de mostraros visiones inéditas o al menos poco conocidas que muestren el potencial de desarrollo local de nuestro pueblo. Hoy os presentamos dos citas obligadas para los amantes del piragüismo.
De una extraemos el descenso en Piragua por el Guadajoz. Se trata de la Guía de itinerarios en el medio natural del término municipal de Baena editada por el Ayuntamiento de Baena (2000), sobre la volveremos en próximas entradas. De la web del Club Deportivo de Piragüismo de Córdoba os presentamos el relato de Pepe Arranz de una travesía en el embalse de Vadomojón (http://www.piraguacordoba.es/).

Descenso del Guadajoz en Piragua (Fuente: Guía de Itinerarios por el medio natural del término municipal de Baena. Edita: Ayuntamiento de Baena)
Trascurre por el cauce del río Guadajoz, junto al camino de Jaén, El río Guadajoz nace nutriéndose con las aguas procedentes de las serranías Subbéticas de Córdoba y Jaén. Su curso alto ha servido para establecer el límite administrativo con la provincia de Jaén, hasta el núcleo de Albendín, donde se interna ya en plena campiña cordobesa. A lo largo de su recorrido va excavando entre materiales muy diversos, pero tal vez los que más le marquen sean los salinos, que provocan altas concentraciones de cloruros en sus aguas de sabor salado.
En nuestro término municipal se le unen cauces permanentes unos, como el del río Marbella (cerca del cortijo de Izcar) y otros estacionales de los que citaremos algunos de este a oeste: Arroyo de Vela, del Doncellar, del Tinadillo, de Valdehocinos, de Consuegra, de Morana, del Alférez, de la Torre del Moro, del Pozo de la Higuera, de las Ganancias, de Hornerico, de Juan Cobos, de la Salina de Cuesta Paloma y río Guadalmoral (en los límites con Nueva Carteya).
Es aconsejable hacer este itinerario por tramos con la siguiente duración aproximada y datos de interés:

Presa de Brinca o casería de la fábrica-Puente del Palomar: Dos horas, pues el río presenta muchos meandros. En este tramo se pasa junto al cortijo de Morana la Baja y el cauce está en muchos puntos cortado por las ramas de los árboles que cruzan de un lado al otro y es preciso abrise camino entre ellas, Hay que estar atento a los restos de antiguas presas de palos que hemos de sortear.




Puente del Palomar-Puente de Piedra: Una hora y cuarto, Se sale en un pequeño rápido. Nos encontramos con presas o azudes en los que si hay poco cauce es preciso bajarse de la piragua y pasarlas andando, por el sonido brusco del agua se delatan. En este tramo se intercalan algunos rápidos muy atractivos. Hay que destacar aquí la noria situada poco ante de llegar al Puente de Piedra.





Puente de Piedra-Puente de la Maturra: Una hora. También de agradables y sencillos rápidos y de un paisaje que cautiva. Así mosmo es preciso estar atento a las presas para, a veces bajarse de la piragua y superarlas andando.







Puente de la Maturra-Presa de Izcar: Dos horas, por el gran número de meandros, Este trayecto se diferencia de los demás en la aparición de una gran extensión de zarzamoras junto a la zona de influencia de la desembocadura del río Marbella, con el consiguiente peligto para el piragüista. Menos rápidos que en los tramos anteriores. También hay que estar atentos a la presas.




Las duraciones reflejadas son aproximadas y siempre a un ritmo que nos permite disfrutar del paisaje y del contacto con el río en una práctica deportiva tan placentera.
La mayor dificultad que representa el río al navegar por él es este tipo de embarcaciones, aparte de las pequeñas presas y de los troncos secos que afloran desde el fondo, consiste en evitar las ramas de los tarajes que en gran parte del recorrido, si no llegan a cortar el cauce sí que lo estrechan al invadirlo por la superficie,
Este río aún mantiene unas formaciones riparias muy interesantes, dominadas por el taraje, especie indicadora de terrenos salobres, resistentes a las elevadas temperaturas veraniegas, A veces aparecen mezclados álamos blancos y negros, higueras, eucaliptos y alguna mimbreras, originando unas masas de arbolado que delatan perfectamente el trazado del río.
La diversidad de fauna es muy alta siendo destacables los cernícalos, carracas, abejarucos, ratoneros, mochuelos, autillos, comadrejas, ginetas, culebras de escalera y de herradura, galápagos y ratas de agua; incluso en invierno y en época de migración se pueden ver especies como el ánsar común, la avoceta, o el águila calzada. La fauna piscícola del río se ha visto gravemente afectada en las últimas décadas, unas veces por la actividad del hombre y otras por causa derivadas del clima de la zona.
La belleza de este paisaje interior es inigualable.

Travesía en Vadomojón (Fuente: Clud Deportivo de Piragüismo de Córdoba, http://www.piraguacordoba.es)
El domingo, 15 de noviembre, nos trasladamos hasta Baena para echar el día en el embalse de Vadomojón. Llegamos hasta la presa, muy cerca de Albendín, y embarcamos aprovechando la rampa del Club Náutico.




El embalse de Vadomojón es el único que represa las aguas del río Guadajoz, y sirve de frontera entre los términos municipales de Baena (Córdoba) y Alcaudete (Jaén). En este lugar confluyen dos grandes cursos fluviales: por el nordeste llega el río Víboras, y por el sudeste, el Guadajoz (en la comarca, este río recibe el nombre de río San Juan -su principal afluente-, y se reserva la denominación de Guadajoz para el resultante de la suma de ambos aportes, a partir de la presa).





Comenzamos la travesía por el río Víboras, un río que nace en Valdepeñas de Jaén, y toma su nombre de la Encomienda de Bíboras (por lo que es más correcto llamarle río Bíboras, del árabe bib -puerta- y Bora, una antigua ciudad). El río Víboras (o río Grande, como se le conoce a partir de su confluencia con el río Fuensanta) serpentea campiña adentro. El viento nos obligó a navegar muy cerca de las orillas, donde surgían (desde las aguas) los arbustos, principalmente tamujares.






Recorrido el Víboras hasta donde nos permitió la vegetación que inunda sus aguas, nos decidimos a realizar una breve incursión por el río Guadajoz (o San Juan). El flumen Salsum de los romanos nace en las sierras de Priego y, antes de ser repre sado en Vadomojón, recibe los aportes de varios arroyos (el del Aljibejo y el Pelado, principalmente) y, sobre todo, del río San Juan (a quien le llega a prestar el nombre). Por el Víboras, pudimos adentrarnos algo más de cinco kilómetros. La hora se nos echó encima, y apenas si nos dio tiempo a recorrer tres kilómetros del Guadajoz.

martes, 2 de marzo de 2010

El cordel de la Campiña (Sendero de Gran Recorrido GR43)

De vez en cuando se veían en Albendín grupos de jóvenes con mochilas, ciclistas y otros “raros” paseantes que atravesaban el pueblo y completaban su “paseo” en el parque, frente a un cartel de madera, lamentablemente hoy desaparecido, que informaba del final de su camino.

No sé a cuántos de esos visitantes habremos atendido, tampoco si culminaron su paseo frente a la noria, o si aprendieron algo de nuestro pueblo. Por nuestra parte, los que alguna vez tuvimos la oportunidad de hablar con ellos, intentamos que así lo hicieran. Esta nueva entrada va dirigida a esos visitantes que seguro volverán al pueblo, a otros que inicien en su día el camino, pero sobre todo a todos los habitantes de Albendín que, como tales, tendremos la oportunidad y obligación de recibirlos.

Albendín es el punto de partida o final de una de las rutas “naturales” más importantes y reconocidas de Córdoba, Andalucía, España y Europa. No es broma. Se trata del Cordel de la Campiña, un sendero de gran recorrido (GR43) creado en 1997 al amparo de las actividades de las Federaciones Nacional y Andaluza de Montañismo y la Diputación de Córdoba.


Un sendero de gran recorrido (GR) es un itinerario peatonal debidamente señalizado con más de 50 km de longitud que unen puntos singulares del territorio y recorre parajes y comarcas de valor paisajístico, natural o cultural. Está pensado para la práctica del deporte del senderismo, pero está abierto a otras actividades del disfrute de la naturaleza, ocio y cultura. En la provincia de Córdoba existen cinco senderos GR.


Al Norte, La Cañada de la Mesta (GR39) recorre las tierras altas de la Sierra, desde Fuenteovejuna al Guijo, donde enlaza con la Cañada Real Soriana (GR40) hacia Córdoba. El GR 48 (Sierra Morena) parte de Huelva y recorre en Córdoba el pie de monte de la sierra hasta Cardeña. En el Sur el GR7 recorre la Subbética y une poblaciones como las de Rute, Priego y Almedinilla. El Cordel de la campiña es el GR43 y une Córdoba con Albendín.







En Andalucía existen 16 Senderos de GR, algunos de los cuales se comunican con en el resto de España, con 288 GRs catalogados. Algunos de esto senderos enlazan con Portugal o Francia, y a su vez tiene carácter europeo como el GR 7 que une Andorra y Ceuta a través de Cataluña, Valencia y Andalucía.




Así pues, los senderos de GRs son elementos de gran interés para el territorio y en el caso de Albendín una oportunidad de proyección de nuestro Pueblo a escala provincial, regional y nacional que no podemos ni debemos olvidar.

Os presentamos el texto correspondiente a la descripción del sendero que aparece en una publicación que tendremos ocasión de citar con frecuencia. Se trata de la Guía Córdoba Natural editada por el Patronato Provincial de Turismo de Córdoba y que podéis consultar en la web correspondiente (http://www.turiscordoba.es/). Incorporamos también algunos datos complementarios e imágenes de la ficha técnica del sendero que recoge la Federación Andaluza de Montañismo en la siguiente dirección: http://www.fedamon.com/senderos/grs/gr43.htm.
En próximas entradas nos centraremos en las características del trazado en el entorno cercano de Albendín, ilustrando detalles del paisaje y patrimonio ausentes en las descripciones anteriores.

GR 43 (Fuente: Córdoba Natural, http://www.turiscordoba.es/)

Partiendo de la capital cordobesa, y a través del GR 43, se accede a la provincia de Jaén tras recorrer 62 kilómetros y atravesar la campiña baja cordobesa. La ruta se inicia en Córdoba y tiene como primer destino el municipio de Castro del Río, a 35,5 kilómetros de distancia. A lo largo del camino el viajero podrá observar que la riqueza patrimonial de Córdoba no está sólo en los pueblos y ciudades, ya que a lo largo del sendero aparecen dos puentes romanos sobre sendos arroyos. Se trata de puentes que datan de los siglos I o II d.C. A unos 23 kilómetros de la ciudad de Córdoba el sendero bordea una loma en la que se asentaba la antigua ciudad romana de Ategua. El camino continúa, coincidiendo a veces con carreteras comarcales, hasta la localidad de Castro del Río, donde el caminante debe realizar una parada para reponer energías y disfrutar de los encantos del municipio. Más tarde habrá que iniciar el segundo tramo que llevará al viajero a la aldea de Albendín. Tras recorrer 12 kilómetros en este nuevo tramo el viajero deberá hacer una parada en la Cueva del Yeso, la mayor cavidad de recorrido horizontal de la provincia y la quinta de Europa. Se trata de una cueva de origen hídrico por lo que no es recomendable su exploración a personas ajenas a la espeleología. Tras cruzar el arroyo de la Torre del Moro el caminante puede disfrutar de las maravillosas vistas de la Campiña, de sus típicos cortijos blancos y de una majestuosa cruz, que señala la llegada a Albendín y el final del recorrido.

GR 43 (Fuente: Federación Andaluza de Montañismo, http://www.fedamon.com/senderos/grs/gr43.htm.
Trazado: Córdoba-Albendín
Fecha de Creación: 1997
Entidad Realizadora: Federación Andaluza de Montañismo.
Entidad Promotora: Diputación de Córdoba (Delegación de Medio Ambiente
Situación sendero: Señalizado.
Longitud Total: 62 km
Longitud Señalizada: 62 Km
Etapas: 2
Descripción etapas: Córdoba - Castro del Río - Alberdín
Cartografía: I.G.N./S.G.E. 1:50.000 nº 923 Córdoba, 944 Espejo, 945 Castro del Río, 967 Baena
Descripción general:


Al sur de la provincia cordobesa, el sendero GR 43 atraviesa básicamente parte de la campiña de oeste a este. En esta zona donde se dan grandes extensiones de monocultivos cerealistas que alternan con zonas de olivar. La parte inicial de este itinerario sigue La Vereda de Granada, vía romana que conectaba las poblaciones de Corduba y Ategua y que posteriormente en época del Califato unía Córdoba y Granada.


Desde el punto de vista paisajístico y ambiental, la zona más interesante del recorrido es el tramo que discurre junto al río Guadajoz y su vega, donde predomina el taraje combinado con ejemplares de chopo y eucalipto. Podemos observar a la garcilla bueyera, la perdiz y a el alcaraván entre otros. La longitud total del sendero es de 62 km. divididos en dos tramos principales, aunque se pueden realizar etapas más cortas aprovechando el cruce con carreteras provinciales. Recorre los términos municipales de Córdoba, Castro del Río y Baena. Actualmente este sendero finaliza en Albendín, pero en un futuro continuará hasta Jaén.

lunes, 1 de marzo de 2010

Albendín 1847




Presentamos uno de los documentos más relevantes de la geografía histórica de la península. Se trata de la entrada correspondiente a Albendín del Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España de Pascual Madoz (1848).

Tras 162 años de historia, algunos de los temas clave que Madoz señalaba, siguen siendo elementos básicos del territorio actual: el olivar, las huertas y el Guadajoz. Sin embargo cosechas abundantes de cebada y trigo típicas de la campiña cordobesa, han ido desapareciendo con la expansión del olivar. De cada uno de ellos daremos cuenta de forma detallada en próximas entradas.

También aparecen otros detalles, en este caso, relacionados con su historia y costumbres. Se nos habla de la reconquista por San Fernando en 1240, así como la devoción y “leyendas” de nuestra Señora de Albendín. En el primer caso, la toma de Albendín, documentada en varios textos que os iremos presentando más adelante, representa el punto de partida a partir del cual podemos seguir la historia del pueblo de forma sistemática a través de los datos del Señorío de Albendín, o el Catastro de Ensenada. Hablaremos también de la Virgen de Albendín, de la parroquia y de la visita de los siete obispos.

Ahora os presentamos el texto completo tal y como aparece en la tercera edición del Diccionario. Iremos comentando cada uno de los datos y valoraciones del autor, pero ahora son nuestros lectores los que deben leer y valorar lo que en su día fue Albendín.

Acompañamos esta referencia con un mapa de Albendín de finales del siglo XIX para ilustraros un núcleo de población con 300 habitantes en 105 casas repartidas en las cuatros calles básicas del pueblo: Baena, Luque, Castro y Jaén. La imagen original se puede consultar en el servicio de cartografía histórica de consejería de vivienda y ordenación del territorio de la Junta de Andalucía.


ALBENDÍN. Aldea en la provincia y diócesis de Córdoba, partido judicial y término jurisdiccional de Baena de la que dista 4 leguas muy largas al Este; está situada a la falda de un collado a orillas del Guadajoz en terreno seco y cálido, y tiene 105 casas, una parroquia erigida en 1790, hasta cuya época estuvo sujeta sus feligreses a la Parroquia de Santa María La Mayor de Baena y algunas huertas y olivos; en otro tiempo tuvo muchas de estas que se regaban con el agua del Guadajoz, y abastecían de frutas y hortalizas a Valenzuela, Santiago, Luque, y a veces a Baena; pero con la ruina completa de la presa o atajea, por donde se sacaba el canal de riego, se destruyó este ramo de riqueza; la cosecha de trigo y cebada es abundante. Población 105 vecinos, 300 habitantes, que son unos infelices colonos que labran las tierras del duque de Sessa y Baena, dueño del territorio. El Santo Rey Don Fernando lo reconquisto en 1240, y su santuario tiene de particular que concurrieron a su bendición 7 obispos; además es tal la devoción con que se venera la virgen titulada de Albendín, de que hace memoria y elogio el poeta Juan de Mena en sus Trescientas que en el año 1730 se llevó en romería a Baena desde su templo, para implorar su auxilio por falta de lluvias. Los datos relativos a riqueza y contrar. van incluidos en el artículo de la matriz.

Semana Santa

Hemos incorporado una nueva entrada sobre la nueva Hermandad de la Virgen de la Esperanza de Albendín. Los que hacemos Albendín desde la Torre queremos felicitar a todos sus hermanos por el trabajo realizado y por el esfuerzo de hacer más grande nuestra Semana Santa, y de forma especial, a David Morales, por su colaboración e interés en este blog.

Como ya comentamos en una entrada anterior (A modo de presentación), uno de los temas a desarrollar por Albendín desde la Torre será el de las tradiciones de nuestro pueblo. En ellas, la Semana Santa destaca por su singularidad, historia y vivencia personal de todo un pueblo. Durante del tiempo de Cuaresma y Semana Santa iremos ampliando detalles e historia de cada uno de los elementos que la configuran.

Sirva el siguiente párrafo a modo de pequeña introducción, y de cómo vemos Albendín desde la torre algunos temas clave de nuestra Semana Santa:

Hablar de Semana Santa en Albendín es hablar de cultura de un pueblo abierto a los vaivenes caprichosos de la historia. Íberos, romanos, visigodos, pueblos de África y cristianos llegan y pasan por Albendín dejando su huella en la tierra, en el agua y en las gentes que vivieron y viven alrededor del Guadajoz. La devoción a la Madre Tierra, Dioses, Cristo y Profeta han formado parte de la cultura de estos pueblos; aspectos religiosos muchas veces compartidos; mezcla, en todo caso, de lo que consideramos pagano o santo, formas de sentir respetadas y adaptadas con el tiempo por las gentes del poblado, la villa o el pueblo. En el siglo XVI con el Concilio de Trento se configuran los signos que con el tiempo marcarán la idiosincrasia de nuestra Semana Santa.

domingo, 28 de febrero de 2010

Hermandad de la Virgen de la Esperanza


Artículo que aparecerá en la Revista de Semana Santa 2010 de Albendín.
Autor: David Morales

Sírvame estas líneas, como homenaje a una gran persona, que nos abandonó tan pronto, como dolorosa y inesperadamente el pasado año. Su ilusión, su deseo, se está haciendo realidad.

Aquí está La Virgen de la Esperanza, su último deseo en vida, esa que tantos dolores de cabeza le trajo, pero como si de un hijo pródigo se tratase, que cuánto más obstáculos, problemas, e impedimentos le ofrecía, más ganas le entraba de verla procesionar por las calles de su pueblo le entraban. Esa Virgen encargada con todo su amor por Doña Marina Tejero, que se nos fue, dos meses después de ver igualmente cumplido su deseo de verla procesionar por primera vez, allá por la Semana Santa de 1998, a esa Virgen salida por las manos de su hijo Rafael, y organizado todo por su yerno.

Ahora, doce años después, y apenas con diez meses de vida, partiendo desde cero, con las dificultades que eso conlleva, la Virgen de la Esperanza vuelve como si de un ave fénix se tratase, con el compromiso firme de un grupo de personas que creen todavía en la Semana Santa de Albendín, que la fe y las buenas intenciones mueven montañas, que cuando algo se quiere hacer, y es por el bien de una colectividad, no hay barrera que detenga esta avalancha, que cuando la palabra Hermandad, es llevada a su sitio, y los lazos entre todos los que formamos esta familia de la Virgen de Esperanza, se unen formando lo que al día de hoy es una verdadera familia, es cuando se puede decir a ciencia cierta que no hay obstáculo ni físico, ni material, ni económico, ni de ninguna forma o cosa que se capaz de frenar a esta Directiva ni a sus Hermanos.

Hemos de dar las gracias a todas esas personas que sin su apoyo muchas veces público, otras desde el anonimato, otras aportando lo que tienen y otras colaborando, estamos ya casi a punto de ver este nuestro sueño convertido en realidad. Al igual, damos las gracias tanto a D. Vicente, como a D. Francisco, los párrocos que nos han ayudado en todo momento, y que sus consejos hemos llevado a cabo, al igual que a D. Pedro Soldado, Delegado del Obispo, que tuvo la amabilidad de recibirnos y apoyarnos en nuestra iniciativa. Y en definitiva damos las gracias a todo el pueblo de Albendín, y nos ponemos a disposición de ellos con la idea de volver a tener una Semana Santa como las de antes, participativa, ilusionante, y sobre todo con fe, con la convicción de que se está haciendo algo bueno y algo grande por nuestro pueblo y vecinos, y que las cosas bien hechas desde el comienzo son para siempre, y que las prisas y los protagonismos, no son buenas consejeras.

No quiero terminar sin recordar nuevamente a la persona que al comienzo hice mención, sé que desde el cielo, desde la estrella que más brille el Jueves Santo, nos estará viendo, orgulloso y feliz, y sabemos que desde allí nos está ayudando día a día.

Siempre en nuestros corazones. Alfonso Briceño.